El árbol de Juan, el ahorcado de Hocabá

El borracho del pueblo no soportó las consecuencias de la cruel broma que jugó a su madre, matándola de inmediato

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Pobladores de Hocabá aseguran ver el fantasma de Juan 'el ahorcado' deambulando o colgado en un árbol. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- “El árbol del ahorcado” es un caso poco conocido en Yucatán que ocurrió en el cementerio del municipio de Hocabá. La leyenda data de más de 100 años y me la platicaron nativos de esa población, aunque actualmente radican en la ciudad de Mérida.

Nos remontamos al año de 1895, cuando Hocabá tenía como cabecera municipal a Sotuta (fue hasta el año 1900 en que se convirtió en municipio), en ese entonces había una persona en el pueblo de nombre Juan, que le gustaba tomar mucho alcohol y tenía una vida llena de penurias, pues, a pesar de que ya tenía más de 30 años, era mantenido por su pobre madre y ésta constantemente lo tenía que ir a buscar a los alrededores del pueblo y llevárselo a casa casi a rastras, de tan borracho que estaba.

Una broma mortal

Su madre acudía cada semana al cementerio para llevarle flores a su difunto esposo, pero Juan siempre le recriminaba y le decía que sólo perdía el tiempo en el panteón, pues se la pasaba hablando con el difunto.

Quizá tanto alcohol ya había acabado con parte del raciocinio de Juan, que decidió darle "una lección" a su progenitora, pues mientras su madre se preparaba para ir al cementerio, Juan se adelantó y se escondió tras un árbol que estaba a espaldas de la tumba de su padre; poco después llegó su mamá y ésta empezó a hablar con su difunto marido.

Justo en ese momento, Juan con una voz "tenebrosa" le dijo: "¡Deja de molestar a tu hijo y ya no vuelvas a visitarme. Lárgate de aquí!".

La señora, espantada, nunca imaginó que se tratara de una broma por lo que dijo casi llorando: "Lo que tu digas viejo" y de inmediato se paró para irse, pero quizá fue tanta la impresión que sufrió, que apenas había dado unos pasos cuando cayó fulminada por un infarto.

Juan estaba tan borracho que ni cuenta se dio del desmayo de su madre y se fue a seguir la parranda, hasta que, al llegar a su casa por la noche, vio el velorio y no fue sino hasta el día siguiente, cuando ya estaba en sus cinco sentidos, que le “cayó el veinte” y fue tal su remordimiento que se hundió aún más en la bebida hasta que, a las pocas semanas, acudió al referido árbol en el panteón y se ahorcó.

Todo este caso fue conocido y circuló de boca en boca a través de generaciones debido a que Juan tenía a un confidente de parrandas, al cual le platicó todo, su nombre era Melitón, a quien incluso le dejó una nota póstuma explicando el motivo de su suicidio.

Con el paso del tiempo todo esto se supo en la población y empezaron a darse dos situaciones curiosas, ya que, por una parte, cuando los jovencitos empezaban a andar en malos pasos o en la bebida, sus papas les advertían: "Pórtate bien o te va a pasar lo que a Juan", y también se cuenta que algunas mamás llevaban a sus hijos junto a la tumba donde estaba el "árbol del ahorcado" y muchos niños, atemorizados, empezaban a portarse bien.

También se decía que en noches de luna llena (e incluso a plena luz del día), la gente que pasaba por ahí veía un cuerpo colgado en un árbol en el interior del panteón, por lo que llamaban a las autoridades y cuando éstas llegaban no había nadie.

La persona que lo había visto aseguraba que era real, que no estaba mintiendo y cuando mostraba el lugar exacto donde había visto el cuerpo... sí, adivinó usted... se trataba del mismo árbol, el "árbol del ahorcado".

 

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