El Huay Pek de Ticul y el coronel español

Contra lo que se piensa, no todos los brujos que se convierten en animales practican la magia negra.

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En las leyendas yucatecas son comunes las menciones de brujos que se convierten en animales, como el Huay Pek. (SIPSE)
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Jorge Moreno
MÉRIDA, Yuc.- Se tiene el concepto de que los brujos que se transforman en animales son personas malas, que hacen daño a las personas a través de magia negra, pero esto no es así.

Hoy, día de hablar de leyendas mayas, les platicaré el caso real del curandero ticuleño Juan Moo, quien tenía el don de transformarse en Huay Pek (brujo-perro).

Esta leyenda data de finales del siglo XVIII, pues de acuerdo a crónicas en 1792 vivió en la ciudad de Ticul el personaje antes mencionado, quien era considerado uno de los mejores curanderos de todo el sur de Yucatán e incluso era requerido para hacer trabajos en los estados vecinos de Campeche y Quintana Roo.

Los abuelos de las personas mayores que hoy día viven en Ticul fueron testigos de muchos de los trabajos que realizó este hechicero e incluso varios de estos están escritos en crónicas eclesiásticas donde son nombrados como herejes.

A pesar de que por obvias razones la Iglesia no podía ver a don Juan, éste era respetado y apreciado en su pueblo, ya que solo hacía trabajos de magia blanca para ayudar a quien soliciara sus servicios, y para ello se transformaba en un enorme perro negro.

Hoy sería insólito, pero en esas épocas eran muy comunes los brujos que se transformaban en animales, por lo que cuando la gente veía a don Juan en forma de animal no se asustaba. Sabían que era un can de grandes proporciones que por momentos caminaba parado y daba grandes aullidos.

Aún así, por precaución, las personas que lo veían preferían guardarse donde pudieran o apurar el paso rumbo a sus domicilios para evitar interferir en el camino de éste o cualquier otro Huay Pek.

Españoles incrédulos

Según cuentan, cuando los españoles se enteraron de esto (recordemos que en ese entonces el país era colonia de España) no daban crédito a ello y dijeron "hasta no ver no creer", y una noche varios de ellos, encabezados por el coronel Bixente Almazán Guardiola se escondieron en una casa cerca de la calle que da al cementerio para verlo, pues su curiosidad era muy grande.

A la tercera noche de paciente espera vieron que un enorme perro pasó por ahí, pero el coronel, pensando que más bien se trataba de un animal bastante crecido quiso espantarlo disparando al aire, pero al cortar cartucho el perro volteó a ver de inmediato pues tenía un aguzado oído y vio directamente a la ventana donde estaba el coronel, como si ya supiera de antemano que ahí estaría.

Al verlo con sus penetrantes ojos rojos, la bestia dio un fuerte aullido y se puso de dos patas, por lo que el coronel Almazán reconoció después que él se fue hacia atrás de la impresión y tiró el arma, ya que sabía que lo que estaba viendo era cosa del demonio y prefería no intervenir disparando su arma de fuego.

Sus acompañantes también tuvieron mucho miedo y de inmediato se sentaron bajo la ventana, se persignaron y empezaron a rezar como desesperados.

Gachupín platicador

De esta anécdota todo el pueblo se enteró ya que el coronel Almazán, contra lo que se pudiera pensar era un "gachupín" muy platicador y curioso, por lo que desde el día siguiente le platicó a cuanta persona veía que ya creía en el Huay Pek, pues lo había visto y lo había tenido frente a él.

De esto hay incluso un reportaje en un periódico antiguo de España, ya que el coronel Almazán, cuando regresó a su país, informó no sólo a sus superiores sino hasta a la prensa de lo que habían visto sus ojos.

Ahí queda pues el testimonio de un militar español que siendo escéptico conoció en vivo al Huay Pek y se convirtió en un firme creyente de la existencia de estos seres.

Y pensar que aún en nuestra propia tierra hay muchísimos yucatecos que no creen simplemente porque nunca los han visto ¿Y usted que opina?

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