Encontró monedas de oro en Cordemex

Cuando trabajaba en el desmonte de terrenos para instalar fábricas ve una llama que le permite hallar un pequeño tesoro.

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Foto de contexto de monedas de oro ocultas en una lata, similar al tesoro que encontró un meridano en terrenos de Cordemex. (Agencias)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- A principios del siglo pasado la mayoría de los yucatecos que tenían ahorros preferían enterrarlos en los terrenos de sus casas o haciendas debido a que la situación económica y política era muy inestable, es decir, no podían meterlos al banco porque con frecuencia estos eran cerrados o embargados por el propio gobierno, al igual que los inmuebles.

Por ese motivo, conforme pasaron los años muchas personas se llevaron a la tumba el secreto de donde habían enterrado su dinero, alhajas u objetos de valor, los cuales con el paso de los años y décadas fueron descubiertos de forma casual por los nuevos propietarios de esos terrenos.

Se cuenta que las almas en pena de los dueños no descansan en paz y desde el más allá vigilan y cuidan sus tesoros, y cuando deciden que ya es hora de que alguien los encuentre eligen al agraciado, y a través de fuego le muestran el sitio donde está enterrado.

Por eso nuestros abuelos siempre cuentan que cuando uno está en el monte y de pronto ve una flama que poco después desaparece, debe marcar el sitio exacto y regresar al día siguiente para cavar y desenterrar su fabuloso premio.

Pero es muy importante que esto lo haga solo, ya que muchas veces cuando se cuenta o se va a acompañado, ya jamás aparece el lugar o bien al momento de cavar y desenterrar sólo se encuentra carbón.

Los aluxes ayudan en ocasiones

También se cuenta que en ocasiones los propios aluxes son los que dicen dónde está el tesoro, tal y como le ocurrió a una persona que vivió en lo que ahora es el fraccionamiento Cordemex, en el norte de Mérida.

La historia la cuenta su propio nieto, Alejandro Valdez, quien señala que su abuelo fue contratado para realizar los trabajos de desmonte de los terrenos para construir lo que fueron las fábricas de Cordemex (en donde se procesaba el henequén).

“Tuvo suerte mi abuelo, pues contrataron a cientos de empleados para construir esas enormes fábricas, y fue él quien pudo descubrir en el monte una flama que de inmediato le llamó la atención, de hecho nos contaba que tuvo muchas ganas de decirlo a sus compañeros, pero ya enterado de la leyenda y de que no debía decir nada, guardó el secreto y al día siguiente esperó a que se fueran todos y se puso a cavar, encontrando una lata con unas 100 monedas de oro”.

“Con ese dinero pudo forjarse un patrimonio, independizarse para montar un pequeño negocio (tlapalerías) y sobre todo pagar la educación de sus ocho hijos”.

“Yo tengo actualmente 29 años, mi abuelo murió cuando yo tenía 15 y aunque no le gustaba contar esta historia, mi papá y mis tíos lo corroboraron, sobre todo como una especie de homenaje y agradecimiento hacia él, ya que aunque no era mucho el dinero, nunca lo despilfarró y fue el cimiento de una buena vida que le tocó vivir junto a su esposa y ocho hijos y hasta a los nietos, pues siempre nos apoyó económicamente en lo que necesitamos, pues por ejemplo le pagó sus estudios a dos de mis primos que se fueron a cursar maestrías a Estados Unidos”.

“Siempre me quedé con la duda de preguntarle si en verdad un alux le mostró el camino del tesoro, ya que eso contaban mis familiares, pero mi abuelo en sus últimos años no quiso hablar de eso”. No cabe duda que fue un suceso sobrenatural el que lo eligió para encontrar ese tesoro.

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