Extraterrestres la siguen de Zacatecas a Mérida

Cuando vivía en la ciudad norteña se le aparecieron tres alienígenas y en la capital yucateca una masa destellante la persiguió en su casa.

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Una de las imágenes más comunes que se manejan sobre seres de otros planetas. (Internet)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- ¿Puede un ser extraterrestre seguirte de un lugar a otro? A continuación presentamos una entrevista a la señora Blanca Argáez en su domicilio de la colonia Yucalpetén, quien platica de una experiencia traumática que sufrió en Zacatecas al tener frente a ella a unos alienígenas, y años después en Mérida.

“Hace varios años yo vivía en Zacatecas, recuerdo que tenía siete meses de embarazo cuando, una mañana, a eso de las 11, me acosté en mi cama y me tapé desde los pies a la cabeza, ya que en esa ciudad hace mucho frío. Desde mi cuarto alcanzaba a escuchar a un empleado de una tienda que estaba cerca de mi casa, anunciaba las ofertas, pero de pronto empecé a escuchar un ruido muy extraño, como una especie de zumbido.

“Incluso pensé que la grabadora estaba fallando; entonces, me destapé para ver de dónde provenía el extraño ruido, y grande fue mi sorpresa al ver que al pie de mi cama había tres extraños seres parados mirándome, que decían repetidamente: ‘Es ella, es ella’ y me señalaban con sus largos y delgados dedos.

“Entonces, me di cuenta que el extraño zumbido que escuché no provenía de la grabadora ni de fuera, venía de ellos. Es extraño, porque al mismo tiempo que hablaban se podía escuchar el molesto ruido”, señaló.

La señora Blanca los describe como seres increíblemente altos que “casi llegaban al techo”, con el cabello plateado y extremadamente largo, tan largo que les pasaba por debajo de la cintura”.

Facciones como de Cristo

De acuerdo con Blanca, las facciones de estos seres eran muy parecidas a las de Cristo, con la excepción de que sus ojos no eran como los de cualquier ser humano; bueno, ni siquiera como los de un animal... Eran grandes y ovalados, el globo del ojo era completamente verde y parecía despedir destellos.

Y agrega: “Me tapé de nuevo y me puse a rezar, pero cuando me destapé de nuevo seguían ahí. Estaba muy asustada porque aún diciendo el Padre Nuestro seguía escuchando ese horrible zumbido. Entonces, pensé ‘después de la oración cuento tres y aunque todavía estén ahí salgo corriendo de la cama’”. 

Y así lo hizo y sin importarle su estado de embarazo, salió corriendo de la casa hasta llegar a un lavadero a unos cuantos metros en el patio de la casa; ahí permaneció hasta las 3 de la tarde: 

“Estuve escondida en el lavadero mucho tiempo, ahí permanecí agachada y llorando hasta que llegó mi marido. Fue tanto el tiempo que estuve ahí temblando y llorando que incluso quedé engarrotada.

“A pesar de que llevaba una buena relación con mis vecinas estaba tan aterrada que no se me ocurrió que podía refugiarme en casa de ellas.

“Mi exesposo tenía la costumbre de chiflar al llegar, entonces cuando escuché su chiflido de inmediato lo llamé desde el lavadero y le dije que no entrara, que me querían matar. Entonces, él me preguntó extrañado ¿qué hacía metida en el lavadero? Yo le contesté que me querían matar. Pero él no me creyó y me dijo ‘¡Ay!, estás zafada’. 

Yo le contesté: ‘De verdad, son tres seres los que me quieren llevar, y están dentro de la casa’. Obviamente, al decirle esto a mi esposo pensó que definitivamente había perdido la razón y me dijo que entráramos, y que yo le mostrara dónde estaban los supuestos secuestradores.

Su esposo no le creyó

“Increíblemente, revisamos la casa y no encontramos ninguna cosa que nos pudiera indicar que alguien ajeno a nosotros hubiera entrado. Posteriormente, ya más calmada y recuperada del susto, le platiqué a detalle lo sucedido, pero tampoco me creyó. Me dijo que probablemente lo habría soñado, pero yo sé que no fue así, estoy segura de que estaba bien despierta.

Transcurrieron aproximadamente tres años de todo y ya estaba en paz, aquel incidente había quedado en el olvido hasta que un día toda la familia se mudó a la ciudad de Mérida. En aquel tiempo se pasaron a una casa ubicada en el centro de la ciudad que posteriormente fue convertido en hotel El Cid.

Una noche, a eso de las 12:00 horas, la señora Blanca estaba lavando, pero constantemente tenía la sensación de que algo estaba atrás de una alacena, que la observaba y que la impulsaba a voltear a ver continuamente; sin embargo, no lograba ver a nadie.

Hasta que en una de esas logró ver que suspendida en el aire había una especie de masa flotante, algo que ella describe como “un nylon que lanzaba destellos y emitía los mismos zumbidos que los seres que había visto en el pasado. Grité de miedo y la masa destellante comenzó a seguirme por la sala y las recámaras, y después desapareció”.

Nunca le creyeron

En ese momento, doña Blanca le comentó lo sucedido a su marido, sólo que en esta ocasión ya no había lugar para que su esposo pudiera pensar que todo fue producto de un sueño, pero al igual que la anterior ocasión el señor no le creyó y la llevó a la sala para demostrarle que no había nada que temer, así que la tomó de la mano y juntos fueron hasta la sala, y para sorpresa de Blanca de nuevo había desaparecido aquel ente que había visto.

“Después de este incidente pasó un buen tiempo de que todo estuviera normal, no volví a ver más nada. Lo único que se me hacía de alguna manera extraño era que mi hija constantemente me decía que sentía que alguien le acariciaba la espalda, como quien acaricia a un gato, aunque esto se me hizo un poco raro no le di mayor importancia, pues ya no volvió a ocurrir”, finalizó.

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