'Tito', el muñeco diabólico de Peto (video)

Se trata de un juguete de peluche de aproximadamente un metro de altura que habla y pertenecía a una familia de Peto.

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Este es el muñeco 'Robert', similar al de Peto. Actualmente, está en un museo en Estados Unidos y afirman que continúa presentando actividad paranormal. (SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Hoy hablaremos del municipio de Peto, que se ubica a aproximadamente dos horas al sur de la ciudad de Mérida. En ese sitio han sucedido varios casos paranormales, pero nos enfocaremos en uno, que por sus características parece una copia al carbón de un caso a nivel internacional.

De acuerdo con lo que investigué, una persona de esa población tenía un muñeco de peluche de aproximadamente un metro de altura, el cual se lo obsequiaron desde que era un niño, y lo tuvo con él toda su vida hasta que falleció a la edad de 86 años (su muerte ocurrió en el año 2001).

Tras el deceso, su casa quedó abandonada debido a que vivía solo, pero a los pocos meses se vendió la vivienda, por lo que sus tres hijos se repartieron los pocos objetos que quedaban en su interior; nadie quería el muñeco, cuyo nombre era “Tito”, pero la hija menor (de unos 50 años en ese entonces), por pena y a regañadientes decidió llevarlo a su casa, pues sabía del enorme cariño que le tenía su padre a ese muñeco.

A los pocos días, los nietos de la señora empezaron a decir que “Tito” les llamaba; les decía varias cosas, entre ellas que quería jugar con ellos. Lógicamente, la señora no les creyó nada hasta que un día uno de los nietos le dijo:

“Oye, abuela, el muñeco tiene un recado para ti”, a lo que la señora más que por intriga, sino por darle el “avionazo” al niño le preguntó cuál era ese mensaje, pero al escucharlo casi se va de espaldas.

“Dice papá Rufino que nunca te quiso pegar con la soga de la hamaca, pero era necesario porque te portabas muy mal”.

El abuelo Rufino

De inmediato, la señora recordó en su infancia un suceso que la marcó y nunca olvidó, cuando su papá, de nombre Rufino, la golpeó efectivamente con una soga de hamaca, y ella siempre se lo reprochó incluso cuando era adulta.

Sin embargo, la señora se puso a pensar y se dio cuenta que no había forma que su nieto (y bisnieto de don Rufino) supiera esa historia, ya que éstos nunca lo conocieron, pues vivían en Cancún en ese entonces y tampoco les hablaron nunca de su bisabuelo ni de esa anécdota de la soga que ni siquiera los hijos de la señora sabían.

La señora decidió entonces tirar el muñeco, ya que pensaba que todo eso era obra del demonio; por desgracia, nunca hubo una foto de ese muñeco, lo que sí podemos confirmar es el testimonio de la protagonista del caso, quien jura que fue real.

“La conocemos desde hace tiempo y creemos que no tendría por qué mentir”, señalaron.

La historia del muñeco "Robert"

Lo interesante del caso es que cuando recientemente vio una foto en internet de un muñeco parecido, me dijo que era muy similar; ella vio un muñeco llamado “Robert”, el cual también tiene su historia paranormal:

Este juguete perteneció en 1906 al pintor estadounidense Robert Eugene Otto; es un muñeco de trapo, que representa en tamaño real a un pequeño niño marinero, que viste de blanco y lleva un osito bajo el brazo. Sus ojos son negros, pequeños e inexpresivos, carentes del realismo que usualmente se ve en las muñecas embrujadas; sin embargo, algo habita en Robert, y eso ha hecho que su presencia siembre el terror en cada inocente familia que ha tenido el infortunio de poseerlo, pues nunca faltó quien afirmara que Robert se movía, que estaba vivo...

El Muñeco Robert tuvo como primer propietario a un talentoso artista y escritor de Key West, Florida: Robert (Gene) Eugene Otto, quien lo recibió de manos de un sirviente nativo de las Bahamas y versado en el vudú y la magia negra (esto ocurrió en 1906, cuando tenía apenas seis años). Según los rumores, la familia de Otto (Robert Eugene Otto) maltrataba a una pequeña niña sirvienta emparentada con el sirviente que sabía de vudú, de modo que El Muñeco Robert fue una venganza disfrazada de regalo, pues supuestamente estaba embrujado y hasta contenía cabello real (conseguido cuando el chico se cortaba el pelo en casa) del propio Otto.

Eugene adoraba al muñeco, jugaba siempre con él y hasta le hablaba. Después del embrujo, otros empleados domésticos contaban que cuando Eugene le hablaba, a veces el muñeco respondía con murmullos, y decían que encontraban al muñeco “Robert” en diferentes lugares de la casa, o asomado por ventanas mirando hacia el jardín.

En más de una ocasión, los padres de Eugene acudieron en auxilio de su hijo que gritaba y lloraba a medianoche, diciendo que el muñeco “Robert” se movía mientras él estaba dormido.

Eugene no se desprendió del muñeco “Robert” y hasta de casado tuvo problemas. Según cuentan, su esposa empezó a detestar la existencia del muñeco, porque Eugene parecía obsesionado con él, así que optó por guardarlo en el ático. Pero el muñeco “Robert” no se detuvo ahí y dicen que podían escuchar sus pasos caminando por el ático.

Hay que pedirle permiso

Cuando el pintor murió, el muñeco pasó a manos de otras personas, hasta llegar a dar al Fort East Martello Museum en Estados Unidos, en donde la gente que lo visita tiene que pedirle permiso si quiere tomarle una foto, pues en caso contrario puede activarse el hechizo.

Lo curioso del caso es que tanto el muñeco de don Rufino en Peto como el de Otto en EE.UU. son muy similares; seguramente hay muchos casos a nuestro alrededor con historias espeluznantes en espera de ser contadas. Si tú tienes un caso similar, comunícate con nosotros al correo [email protected].

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