'Hanton' el niño fantasma que quiso ser yucateco
Un pequeño regresó de Europa bien acompañado por lo que creyeron era un 'amigo imaginario', pero...
Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Tal y como prometimos, a partir de este viernes, y en los siguientes 10 días, presentaré las 10 experiencias más espeluznantes e impactantes que he vivido en mi carrera de investigador paranormal. Hoy iniciamos con el tema de los “amigos imaginarios”.
En 2004, “Marito” de 6 años de edad, vivió durante meses grandes aventuras con “Hanton”, su amigo del más allá, que le enseñó el mundo de los vivos y de los muertos. Y sus padres, al descubrir que era verdad lo que su hijo les había dicho por semanas, sufrieron de angustia, desesperación y pánico.
Se trata de una familia de Mérida, de buena posición económica y clase social, y por ese motivo para ellos unas vacaciones significaban invariablemente viajar al extranjero, pues a eso estaban acostumbrados desde su infancia. En el verano de 2004 se fueron por un mes a Inglaterra, les acompañaron sus suegros y, por supuesto, su hijo Marito.
La familia de Gelsy y don Mario (dieron como condición de publicar su caso el cambiar sus nombres) estuvieron un mes en Londres, Liverpool, Manchester, etc. La pasión de la pareja había sido desde hacía mucho los castillos y edificaciones antiguas de Europa.
Dicen que visitar esos enigmáticos palacios les hace remontarse siglos atrás y sentir como si estuvieran viviendo en esa época.
"Amigo imaginario"
Tras un mes de paseo y descanso retornaron a Mérida, pero no contaban con que el pequeño también traería a un amigo muy especial, a “Hanton”, quien se convirtió en su amigo "invisible", su compañero imaginario de juegos, el cual comía junto a toda la familia en la mesa del comedor, lo acompañaba a la escuela, a las clases de futbol y hasta a las reuniones familiares.
Por meses, Hanton fue un miembro más de la casa. Todo esto no preocupaba en lo más mínimo a sus padres, a decir de ellos, era de lo más natural que un niño de esa edad tuviera un amigo imaginario, y quizá por ello no percibieron ciertas actitudes que empezaron a cambiar de su hijo.
A pesar de su corta edad era extrovertido, se llevaba muy bien con todos los niños de su salón, nunca tuvo reportes por parte de sus maestros y era muy sociable, pero al entrar a clases en aquel septiembre de 2004 (Hanton ya tenía 15 días de "vivir" con ellos) empezó a cambiar.
No bajaron sus calificaciones, pero ya no convivía tanto con los demás niños y se le pasaba hablando con su amigo imaginario. Era tal el realismo que plasmaba al hablar con él, que varios de sus amiguitos se empezaron a asustar, pensaban que hablaba con un fantasma. Los maestros no le habían dado mucha importancia, hasta que en una ocasión para la fiesta de Halloween su profesora empezó a contar una historia sobre las brujas, a lo que casi de inmediato Marito interrumpió, afirmando que no era verdad que en el castillo de Winchester hubieran vivido unas brujas y se soltó de manera fluida a contar una historia muy bien sustentada para su edad, haciendo varias correcciones del relato de la maestra y con un vocabulario que quizás ni algunos adultos podrían emplear.
Sorprendida, la maestra le preguntó que si su papá le había enseñado todo eso, a lo que contestó no, que era su amigo Hanton el que le contaba todas esas historias, pues él había vivido en el año 1755 y sabía mucho.
En una posterior junta de padres de familia salió en la plática con la mamá de Marito lo ocurrido en clase. Contrariada, la señora Gelsy le dijo a la maestra que ella y su esposo jamás le habían contado al niño una historia siquiera parecida, ni ellos ni sus familiares; de hecho, el niño apenas estaba aprendiendo a leer y tampoco pudo haberlo sacado de su imaginación. Y no quiso quedarse con la duda.
"Hanton" murió ahorcado
Al día siguiente, la mamá de Marito le preguntó a su hijo sobre la historia que había contado en clases, y le respondió lo mismo, que Hanton se la había contado. ¿Y que más te ha contado Hanton?, le preguntó. "Muchas cosas, mami; me ha contado de sus aventuras, de cómo lo ahorcaron y de cómo le empezó a doler el cuello hasta que murió". Consternada por lo que estaba escuchando, la señora Gelsy (una joven madre con estudios en Psicología) no podía creer lo que escuchó, y le preguntó quién le había dicho todo eso, pero el niño insistió en que Hanton.
Gelsy, acostumbrada a no creer en nada de esas tonterías (como nos confesó al principio) creyó que se trataba de algún compañerito de la escuela el que le metía ideas en la cabeza y fue a reclamarle a la maestra.
Con las reservas del caso, le dijeron que harían una investigación, pero jamás imaginaría los resultados de la misma. Una semana después, cuando Gelsy fue citada al colegio por la jefa del departamento de Psicología, ahí se encontraba también su maestra y la subdirectora.
Tras preguntarle a los demás niños, a los profesores y a todo el personal con el que Marito convivía cotidianamente habían descubierto que la situación era más grave de lo que creían, pero contrario a lo que pensaba Gelsy no había ningún niño que le metiera esas ideas a la cabeza de su hijo ¡sino al revés!
Sus compañeritos escuchaban las historias que el contaba y varios de ellos se iban atemorizados a sus casas y no lograban dormir por las noches, al grado de que dos padres de familia ya se habían quejado en la Dirección por lo que escuchaban sus hijos en ese prestigiado colegio. Aunque a primera instancia parecía un caso típico de la infancia, las cosas que contaba Marito eran reales, sustentadas y cada vez resultaba menos probable pensar que algún adulto se las hubiera contado o que las hubiera visto y memorizado de la televisión, ya que sus padres eran muy estrictos y no le permitían verla, a no ser que estuviera acompañado por ellos.