Crear la propia libertad

Quien no se cuestiona, no tiene nada que hacer… seguirá siendo esclavo toda su vida.

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Cada uno de nosotros es, en verdad, una idea ilimitada de la libertad.- Richard Bach, escritor

Si queremos gozar de “libertad personal” se tiene que emprender un camino propio, ya que cada camino para lograrla es único e irrepetible. Para esto es necesario: cuestionarse; es el punto de partida obligado para todo lo que se desea. De un interés genuino surgen preguntas e inquietudes personales. Así que, quien no se cuestiona, no tiene nada que hacer… seguirá siendo esclavo toda su vida.

Si nos interesa realmente ser libres, tenemos que observar la propia conducta, nuestro campo afectivo, madurez, creencias, etc.; reflexionar y prestar atención a cómo nos sentimos dentro y fuera de nosotros. Sólo entonces empezaremos a conocer los eslabones de las cadenas que nos atan. La libertad no es casualidad, sino el resultado de un profundo interés en reconocer y cuestionar nuestras inquietudes. En esa búsqueda y encuentro, la decisión y la voluntad tendrán lugar. Para ser libres es indispensable optar por la verdad y por la decisión de serlo.

La mayoría de las personas que no son libres, ni piensan libremente, es porque no se entienden a sí mismas y/o no están dispuestas al cambio.

Muchas veces es ir contracorriente, que es poco fácil, sin embargo, lo menos fácil es romper la propia inercia que es arriesgarse a pensar en forma distinta de como siempre se ha hecho.

Cuando no se logra la libertad es porque no se ha puesto en tela de juicio cómo se ha percibido la realidad y por ende los sentimientos al respecto. Es un proceso “en solitario” en el que se aprende que no existen soluciones y sí alternativas y opciones, pues muchas veces hay que cambiar de ruta abandonando caminos conocidos y aventurarse a andar por caminos nuevos y desconocidos.

El camino hacia la libertad tiene momentos de dificultad, pero lo compensa su belleza y sabiduría. Conclusión: para ser libres hay que optar por la verdad y, posiblemente decidirse a andar caminos nuevos.

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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