¡Sólo escúchame!

Nunca llegamos a entender a nadie por completo, ni siquiera a nosotros mismos, pero si hay empatía hay comunicación.

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Los seres humanos, como las plantas, crecen en la tierra de la aceptación, no en el ambiente del rechazo.- Erich Fromm, psicoanalista

Cuando miramos a un niño sabemos que lo único que necesita para crecer físicamente es tiempo y alimentación hasta llegar a su desarrollo total. Podemos confiar en que, con el tiempo, los seres humanos al pasar de una etapa a otra nos desarrollamos hasta alcanzar la madurez. El alimento para el buen desarrollo como persona es la aceptación amorosa de la motivación que nos brindan los demás.

Para crecer necesitamos ser aceptados, nunca el rechazo ni sugerencias impacientes para mejorar… ya es suficiente con el reto de trabajarnos internamente para lograr la autoaceptación y amarnos como somos. A todos nos afecta la inseguridad. En nuestro interior estamos asustados y nos escondemos detrás de máscaras porque nos parece mejor fingir que correr el riesgo de ser auténticos. Sin embargo, cuando alguien nos acepta, nuestras energías y deseos de crecer y ser mejores surgen, entrando en acción.

Escuchar al otro no es solamente oír y entender sus palabras, sino tomar en cuenta su contexto, como la familia en la que vivió, las experiencias de su niñez y el medio en que se desenvuelve… ¡ah! entonces realmente podremos comprender la razón por la que piensa y siente de tal o cual manera, sólo entonces captaremos la “coherencia interna” de sus pensamientos y sentimientos.

Si tenemos la buena voluntad de escuchar, hay que hacer a un lado las propias creencias (por un momento) para poder experimentar las de la otra persona. Quien bien escucha no sólo comprende lo que se está diciendo sino por qué se está pensando y sintiendo de esa manera.

Nunca llegamos a entender a nadie por completo, inclusive a nosotros mismos, pero al brindar esa empatía profunda, la comunicación será mejor.

Cuando tengo la necesidad de que alguien me escuche, es precisamente “eso” ¡que me escuche! No le pido que resuelva mi situación. La verdad es que, muchas veces, no es fácil que lo escuchen a uno, y ojalá todos tomemos en cuenta que crecemos resolviendo nuestros propios enredos y situaciones. Cada quien es experto en su propia persona, ¿no es cierto?

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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