El legado de Juárez

Una de las pocas cosas que se sabe de Juárez es su honestidad permanente.

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El pasado fin de semana, la mayoría de nosotros tuvo un día extra de descanso por el natalicio del Benemérito de las Américas, Lic. Benito Juárez García, presidente de México que consolidó reformas institucionales que le dieron al país el empujón necesario para disminuir, aunque sea de manera ligera, las desigualdades, privilegios y excesos de que gozaban el clero y el ejército.

Un hombre que desde su nacimiento estaba, como muchos otros, destinado a morir en la pobreza. Pobre entre los pobres, era prácticamente imposible que un indígena de la sierra zapoteca del Estado de Oaxaca se posicionara en tan alto puesto en el poder; sin embargo, es su pasado vivido en la pobreza el que le hace entender y aplicar leyes de reducción de privilegios que antes mencioné; tal vez éste debería ser el primer punto de análisis que deberíamos realizar ahora que vienen las campañas políticas y llegarán los millones de promesas de cambio que finalmente se traducen en apoyos para los mismos, perpetuando en el poder a los que gozan del statu quo y reduciendo a una mayor pobreza a los que nacen en ella y ni siquiera sueñan en salir de la postración económica.

Una de las pocas cosas que se sabe de Juárez, y que personalmente creo que le ayudó a ser recordado, es su honestidad permanente; más que otros de la época tenía una honestidad personal y nutual tal, que a muchos no les parecía la forma en que decía las cosas, sin embargo, todos estaban seguros de que aquello que emergiera de sus labios sería una realidad, de modo tal que muchos que trabajan como políticos y funcionarios públicos deberían llevar al cabo hoy día.

“El respeto al derecho ajeno es la paz”, frase que inmortalizó el Lic. Juárez, que recordamos de manera constante, muchas veces para manifestar conveniencias personales, pero que no trascienden necesariamente en acciones de equilibrio para todos; para ello debemos aplicar y recordar el respeto a los demás como un ideal fundamental en nuestras vidas.

El Lic. Juárez no deja de ser un humano que cometió grandes errores, como cualquiera, pero no invisibilicemos sus aciertos y reconozcamos lo bueno que realizó para tratar de adaptarlo a nuestros tiempos y al beneficio de nuestra sociedad actual.

Ahora bien, no hay que ser presidentes de México, ni diputados, ni senadores para apropiarnos de las características de vida y enseñanza que nos heredó el Lic. Juárez; todos desde nuestras trincheras y lugares de impacto donde tenemos una responsabilidad de líderes, estamos obligados a tener muy en claro nuestros valores, principios e ideales, recordando que no importa de dónde hayamos surgido, sino hacia dónde nos dirigimos, que vale más la victoria de todos nosotros como nación, que la simple victoria de una sola persona; y que a pesar de todo y a pesar de todos debemos luchar siempre porque la desigualdad acabe.

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