Las encuestas, a pesar de su falibilidad, cuando la opinión pública se encuentra polarizada, están poniendo nervioso a más de uno, pues lo que se vislumbra hoy, cuando únicamente hay un candidato seguro para 2018, es una elección de tercios, donde las preferencias rondan alrededor del 20%, con diferencia entre el primero y segundo lugar de tres puntos y de seis entre el primero y el tercer lugares.

Y como los sondeos resultan favorables para Andrés Manuel López Obrador, a excepción del que hace favorita a Margarita Zavala, mientras unos se apresuran a cantar la victoria anticipada, otros se aprestan a tomar las debidas providencias para contrarrestar la tendencia, urdiendo subterfugios y alianzas nada novedosas, por socorridas, siempre bajo el lema panista del peligro para México.

Tema que ha servido para que, en el mismo escenario de tres tercios, se haya logrado impedir hasta hoy el arribo del tabasqueño a la Presidencia, turnando la alternancia entre el PAN y el PRI, como en un sistema bipartidista; hay circunstancias, sin embargo, que indican que resulta bastante improbable que pueda funcionar de la misma manera por tercera vez.

Y si en la política nada sucede por casualidad, podemos ver acontecimientos externos e internos que no se apegan a lo sucedido con anterioridad; los externos están relacionados con el triunfo de Donald Trump, que algunos interpretaron como un fuerte revés para las ambiciones de Margarita Zavala, así como con la manera con que el magnate pretende ejercer su gobierno, y los internos con peregrinos sucesos en la actividad legislativa.

Por un lado, han comenzado a hacer protagonistas de los comicios mexicanos a funcionarios del primer círculo trumpiano, como el senador John McCain y al secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, que han sido inducidos a declarar que el triunfo de AMLO no le conviene a su país; por el otro lado, casualmente, los legisladores del patio anuncian que se dan a la tarea de revisar una añeja iniciativa que promueve la segunda vuelta en las elecciones presidenciales.

De prosperar ésta, si las preferencias se mantuvieran como están, ello implicaría una segunda vuelta entre Andrés Manuel López Obrador y Margarita Zavala; sin embargo, me parece que la enmienda propuesta por cabilderos bipartidistas puede tener el efecto bumerang, fortaleciendo a fin de cuentas al tabasqueño.

El objetivo de brindarle mayor legitimidad a quien obtenga la próxima Presidencia de la República parece loable, pero debemos reconocer, no obstante, que no se puede considerar que todos los votos del PRI serán para reforzar a la candidata del PAN; lo más probable es lo contrario, porque la segunda opción de los priistas es en mayor medida AMLO.