Identidad y misión

No es justo definirnos por los roles o papeles que interpretamos en el escenario de la vida...

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¡Yo, soy yo y estoy bien!- Virginia Satir, psicoterapeuta

No es justo definirnos por los roles o papeles que interpretamos en el escenario de la vida. La verdad es que, mientras más fuerte sea nuestro sentido de autovalía, menos dispuestos estaremos a ponernos etiquetas. Lo mejor es confiar en quienes somos: personas únicas y originales.

Al descubrir el verdadero Yo, la seguridad en uno mismo se acrecienta y nos apropiamos de la fuente de fortaleza existente en nuestro interior, que nos alienta a ser lo que verdaderamente somos.

Muchas veces, cuando no nos gusta lo que somos, empezamos a asumir poses falsas pretendiendo ser lo que no somos. Ocultar nuestra verdadera identidad nos conduce a toda clase de disimulos y juegos peligrosos. Muchas personas, después de años de practicar ciertos guiones falsos, lamentan haber perdido su verdadero ser.

Hay que aceptar, admirar y cuidar nuestro cuerpo sin preocuparnos demasiado por su apariencia, sin intentar ser perfectos, ya que la imperfección es parte de la originalidad. La felicidad no está en obtener lo que se quiere, sino en disfrutar lo que se tiene. Al renunciar a nosotros mismos, inevitablemente usamos máscaras. Las normas de medición del mundo generalmente son el aspecto físico de moda, poder, dinero, influencia, ropas de marca, etc., que es una trampa que destruye el verdadero valor de la persona.

Un autoconcepto y autoimagen deficientes obedecen a una falsa creencia, porque el Creador nos ha hecho maravillosamente bien. Sin embargo, nos gustaría parecer más sabios, más atractivos, más… etc., de lo que somos. Cuando niños estamos en contacto con el Yo natural, entusiasta, sin rencores, sin sofisticaciones, con confianza, ¿qué pasó? ¿qué nos inhibió? Claro que existe una gran diferencia entre infantilismo y naturalidad dando lo mejor de uno mismo; podemos dejar de ser víctimas evitando creencias falsas, ya que la principal tarea del ser humano es crecer en lo que potencialmente es, esforzándose en desarrollar una personalidad armoniosa y luminosa.

No permitamos que el mundo se pierda lo que verdaderamente somos. ¡Seres humanos con la misión de desarrollarnos y construir un mundo mejor!

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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