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El día en que naces se te ofrece la vida como un regalo de cumpleaños ¡una magnífica caja envuelta vistosamente! Algunos ni se toman la molestia de abrirla… otros, cuando la abren esperan ver solamente belleza y gozo…- Lee Ezell, terapeuta

Un cúmulo de conocimientos no es sabiduría, Aprender sin reflexión no es sabiduría, es “amaestramiento”. Sabiduría es aplicar los conocimientos para darles validez o no. La sabiduría, para mí, es saber que no sé nada y dejar mi mente y espíritu abiertos para saborear la vida que a veces es dulce, otras amarga y muchas agridulce.

Actualmente, parece que estamos en constante búsqueda del placer, del goce, olvidando que en la vida hay desesperación, incertidumbre, confusión, pérdida, dolor y si bien la esperanza está presente, también la desilusión. La vida es una gran maestra pero también lo es la muerte.

Hay quienes viven protegiéndose de sus propias vivencias. Están a la defensiva ante las diferentes situaciones, algunas propiciadas por uno mismo y otras sorpresivas con las emociones y sentimientos inherentes a la diversidad de eventos, personas y cambios. Hay que tomar parte en todo: la alegría y el confort sin dejar de reconocer y participar del dolor y la angustia. Sin duda ante carencias y sinsabores se puede aprender la solidaridad.

Lo fundamental es vivir la vida exactamente ¡ahora!, sin lamentar el pasado. Perdonar a quien nos causó algún daño consciente o inconscientemente para no pasar el resto de la vida molestos y echando culpas. Cuando actuamos como autómatas, olvidamos que tenemos fuerza para afrontar, crecer y desarrollarnos. También perdonarnos a nosotros mismos por haber dañado si hemos aprendido a no hacerlo más.

Aceptar la vida es aceptar la muerte. Esta actitud es un acicate para estar despiertos, que no sólo es abrir los ojos a un nuevo día, sino estar conscientes para tomar parte en la fiesta de la vida. Aprender el valor del tiempo, precioso e irrecuperable, dándonos cuenta de que las personas que amamos no van a ser las mismas todo el tiempo, por eso, mirarnos, sentirnos, escucharnos, descubrirnos, compartirnos porque NADIE tiene un “seguro” para evitar la ausencia, para evitar la muerte… Vivamos conscientemente, intensamente, con sabiduría, el regalo de la vida.

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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