SIPSE.com
MÉRIDA, Yuc.- Es poco frecuente que los servicios de salud, a donde acuden las personas a realizarse las pruebas de detección de VIH-Sida, cuenten con personal con capacitación óptima para brindar un acompañamiento emocional a las personas que reciben un diagnóstico positivo, advierte la doctora Fátima Flores Palacios, investigadora del CEPHCIS-UNAM.

Es decir, se atiende la parte médica, pero todavía faltan programas que atiendan la salud mental de las personas con VIH-Sida, así como a sus parejas, familias y amigos, que funcionan como redes de apoyo de estas personas, destaca.

La especialista advierte que, aunque el personal de estas instituciones de salud conoce, acepta y respeta a los enfermos con VIH-Sida, todavía es posible observar “prácticas ocultas”, es decir, contrarias al discurso y que pueden terminar afectando la calidad de los servicios que reciben los pacientes.

Ante este panorama, los servicios de salud especializados deben ser proactivos y poner en marcha programas certificados y eficientes para dar apoyo emocional y contención a los pacientes y sus redes de apoyo, además de seguir trabajando para evitar estigmas y discriminación.

La especialista impartió una conferencia sobre el tema en el seminario “Representaciones Sociales del VIH-Sida y Estrategias de Intervención Psicosocial”, que forma parte del Proyecto de Fondos Mixtos-CONACYT “Prevalencia del VIH/SIDA y Factores Socioculturales Asociados para el Desarrollo de Estrategias de Prevención entre Migrantes Mayas Yucatecos”, que desarrolla un equipo de investigación del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi”, encabezado por la doctora Rocío Quintal López, informa mediante un comunicado de prensa.

Antes y después

Recibir un diagnóstico positivo de VIH-Sida marca un antes y un después en la vida de las personas que voluntaria o fortuitamente se someten a pruebas de detección del VIH, y antes de aceptar y enfrentar este tipo de resultado las personas pasan por una serie de etapas que van desde la negación o incredulidad, hasta el enojo, depresión, miedo e impotencia, añade.

Este diagóstico lleva al paciente a situaciones de soledad, encierro y crisis emocionales que pueden llevarlos a atentar contra su propia vida o ser marginados, excluidos o abandonados por quienes eran sus redes sociales, ya que nadie, ni ellos ni sus familiares, pareja o amigos están preparado para una noticia como ésta.

Experencias de intervención

La especialista destaca varias experiencias de intervención dirigidas por ella, en las que tras entrenar a profesionales de la salud para el trabajo de acompañamiento emocional de las personas con VIH-Sida y sus redes de apoyo, se logra que los pacientes y sus redes den un nuevo significado a la enfermedad.

Es decir, dejen de verse en el final de su vida y aprendan a contactar a sus recursos personales y sociales, de tal forma, que en el proceso se empoderen y retomen las riendas de su vida desde una posición de libertad y responsabilidad personal.

Al finalizar el seminario, la doctora Rocío Quintal expresó su interés por mantener un intercambio permanente de información y recursos teóricos y metodológicos entre el proyecto bajo su responsabilidad y la línea de investigación sobre “Representaciones Sociales, Género y Salud” de la que es responsable la doctora Fátima Flores, a fin de hacer alianzas estratégicas entre el CIR UADY y la UNAM para avanzar en la investigación acerca de los factores de vulnerabilidad y componentes de corte psicosocial que han acompañado la emergencia del VIH-Sida en Yucatán.