Fluyo con el universo: Eddie Salazar Gamboa

El arqueoastrónomo la vocación le llegó en varios momentos marcando su existencia.

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Eddie Salazar Gamboa abrió las puertas de su casa para hablar sobre su vida y trayectoria. (César González/SIPSE)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- “La escuela no era lo mío”, recordó Eddie Salazar Gamboa a quien el método tradicional de enseñanza le parecía limitado y poco interesante, pero en el peregrinar de instituciones para encontrar la mejor manera de aprender se encontró con las matemáticas, la ciencia que lo condujo por una vía amplia y directa hacia la astronomía.

El espíritu libre de su niñez ha identificado también su carrera, es así como su labor de investigación ha sido desarrollada sin apoyo de becas o patrocinios, sus ingresos provienen de la docencia, una labor que ha ejercido fundamentalmente en la Universidad Autónoma de Yucatán, de la cual ya se jubiló y en Instituto Tecnológico de Mérida, donde aún imparte clases. 

Sin ser profeta en su tierra, es Yucatán la plataforma de sus hallazgos propios y compartidos, fue así como entre sus aportaciones destaca la documentación del fenómeno de luz y sombra durante la primera luna llena en el que se puede observar el equinoccio lunar, un trabajo realizado con Víctor Segovia Pinto (q.e.p.d.); también registró el proceso para encontrar la Súper luna en cualquier año y la bisección de la pirámide de Kukulcán en los solsticios de verano e invierno. 

En Mérida también está la huella de su contribución con la creación del planetario ubicado en el Centro Cultural Olimpo. Además ha aportado con literatura sobre astronomía y métodos numéricos. 

Las estrellas y su vocación

En entrevista en la tranquilidad de su hogar ambientada por música de Kenny G. y una taza de café con canela, Don Eddie recordó su infancia con una creencia que en el transcurso de la vida se disolvería: “De niño no era bueno para la escuela. La escuela no era lo mío”, y añadió una reflexión: “La vida no se puede planear, querer hacerlo es imposible, yo fluyo con el universo, jamás pensé que iba ser astrónomo y aquí estoy”. 

De acuerdo con su historia personal, la vocación llegó en varios momentos marcando su existencia: siendo un estudiante de primaria en Tahmek, en el marco de las fiestas de San Lorenzo vio por primera vez una lluvia de estrellas, una escena impactante en su naturaleza y exacerbada porque el pueblo en ese entonces no contaba con energía eléctrica en todas las zonas, por lo que aportó el escenario perfecto. 

El momento lo atesoró, pero todavía no significada una señal, hasta que cerca de la adolescencia descubrió su habilidad no sólo para aprender matemáticas, sino para enseñarlas y desde el bachillerato comenzó a dar clases por ser un alumno destacado. En ese entonces comenzó su formación autodidacta en astronomía con libros que adquiría en el extranjero y se inició también como catedrático en cosmografía. 

“Para lograr algo hay que hacer del objetivo una obsesión”, comentó, revelando su alto grado de dedicación que le imprimió a cada paso de su aprendizaje y la trascendencia.

El 7 de marzo de 1970, en Oaxaca, acompañado de sus alumnos, vivió un eclipse solar total que confirmó que el camino era el correcto, y en 1993 un tercer evento lo marcaría: el hallazgo del equinoccio lunar, al lado de su amigo el arqueólogo Víctor Segovia Pinto (+), trabajo que incluso formó parte de una publicación de la revista Arqueología Mexicana, del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Además del fenómeno de luz y sobra del equinoccio de primavera, durante la primera luna llena, se puede observar el equinoccio de luna, entre las 04:00 horas y 05:00 horas. Así, Kukulcán no sólo desciende de las alturas para comunicarse con su pueblo y fertilizar la tierra en el día, sino también por la noche.

Víctor y Eddie Salazar descubrieron que la mítica serpiente emplumada de los antiguos mayas iluminaba la escalera norte de El castillo, como una muestra más de los amplios conocimientos de astronomía y matemáticas de esta cultura preshispánica. De esta manera también es reconocido como arqueoastrónomo, siendo el más destacado y fecundo de Yucatán. 

Aportaciones trascendentales

“No sé cómo me daba tiempo, estudiaba, trabajaba, tenía novia y hasta iba a los bailes los fines de semana”, comentó sonriente don Eddie, al recordar cómo su vida siempre ha tenido muchos propósitos incluso simultáneos y que hasta la fecha lo mantienen presente en el área académica y de investigación.

Entre sus aportaciones figuran que en 1987 creó la “Sala del universo” en el Museo de Historia Natural de Mérida”, la creación del Planetario, en el Centro Cultural Olimpo de la ciudad de Mérida, fundamentalmente como asesor para la adquisición de los equipos de video y audio y las películas a elegir, así como los distintos aspectos técnicos de funcionamientos.

También en coordinación con la Secretaría de Fomento Turístico del Estado de Yucatán, colaboró con la celebración del “Año de la Cultura Maya” de mayo a septiembre de 2012. En varios foros y entrevistas sostuvo lo erróneo de entender las profecías mayas como el fin del mundo. 

Impartió además un curso de actualización de guías de turistas. De esta manera se adquirieron 25 telescopios para difundir la astronomía. 

Una sólida formación de matemático la continúa en el tránsito de la matemática pura a la aplicada. El estudio teórico de la cosmografía lo continúa en la praxis. En la astronomía encuentra la ciencia y arte (emoción y belleza).

Recrea la influencia de los astros en la vida del pueblo maya: el cómputo del tiempo, la agricultura, los códices y el encanto de su mitología.

Ejerce la cátedra en el aula y también extramuros. Trabaja y vive sin apoyo de becas o patrocinios para sus investigaciones, sus ingresos provienen de la docencia. Siempre sensible a nuestra realidad y accesible a todos los medios de comunicación.

Perfil y trayectoria
  • Licenciado en Matemáticas por la  Universidad Autónoma de Yucatán. 
  • Ingeniero Químico  de la Facultad de Química de la Uady.
  • Especialización en Desarrollo Proyectos Industriales. 
  • Especialización en Docencia por la UNAM.
  • Maestría en Administración por el  Instituto Tecnológico de Monterrey. 
  • Eddie Ariel Salazar Gamboa, desde 1985, laboró en coordinación con Víctor Segovia Pinto específicamente con los cálculos astronómicos y la ubicación de los edificios precolombinos con respecto al Sol y la Luna, principalmente. 
  • Don Eddie registró ante el derecho de autor el proceso para encontrar la Súper luna en cualquier año. Fue aceptada la propuesta y también registró la bisección de la pirámide de Kukulcán en los solsticios de verano e invierno. 
  • El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) le dio un reconocimiento el 22 de junio de 2007 y luego integró en la revista “Arqueología Mexicana” el tema del equinoccio lunar; el fenómeno ocurre el 5 de marzo al 6 de abril. Los descubridores son el arqueólogo Víctor Segovia Pinto y Don Eddie. 
  • Posee una sólida formación profesional, décadas dedicado a la cátedra  y la investigación astronómica. 
  • En 2014 el Ayuntamiento de Cozumel y la oficina de la Unesco en México le otorgaron un reconocimiento a Eddie Salazar por su destacada participación en la Reunión Internacional de Expertos sobre “El papel de la Arqueoastronomía en el Mundo Maya: El caso de la Isla de Cozumel”.

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