Se multiplican las pandillas en Yucatán

Las bandas se encuentran en su mayoría en los municipios del sur como Ticul, Tekax, Oxkutzcab, Akil, Tzucacab y Peto.

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Los grupos pandilleros cuentan con más de 40 jóvenes reclutados, en su mayoría menores de edad, incluso se tiene el dato de algunos integrantes con la edad de 9 a 10 años. (Milenio Novedades)
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Luis Fuente/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- La Secretaría de Seguridad Pública Federal, a través de la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana, realizó un estudio denominado “Pandillas:  Análisis de su presencia en territorio nacional”.

En este documento se menciona que en Yucatán, de acuerdo con una investigación de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, se advierte sobre la presencia de unas 100 pandillas, cuyos integrantes llegan a sumar más de mil jóvenes (entre mexicanos y centroamericanos) en los municipios de Tekax, Ticul, Oxkutzcab, Tzucacab, Santa Elena y Peto.  

Tan sólo en Peto (municipio ubicado en el extremo sur de Yucatán, en los límites con Quintana Roo) se ha detectado a más de 200 jóvenes que participan en al menos 12 pandillas, lo que resulta sorprendente, sobre todo si se considera que este municipio tiene tan sólo 24 mil habitantes.

Los grupos más agresivos son los denominados “Pablines”, “Romeros”, “Pelones”, “Canarios” y “Galdinos”; así como “Los Sapos”, que operan en Xohuayán y quienes, al igual que “Los Mocos” y “Los Raptors”, son algunas de las bandas que se han convertido en un peligro para la población. Cada una de esas bandas tiene más de 40 jóvenes reclutados, incluso niños de 9 y 10 años.

El mismo documento señala que se detectaron pandillas agresivas en Tekax, Oxkutzcab, Ticul y Akil, de las que, además de las conductas delictivas contra género, las autoridades han identificado otra característica que comparten integrantes de dichas pandillas: el consumo y tráfico de drogas caras, como la cocaína y el crack y aquellas denominadas “sintéticas”. El común denominador es que organizan fiestas con música electrónica y agreden a bebedores  consuetudinarios y homosexuales. 

Para prevenir muchos comportamientos de riesgo y transformar de manera favorable y duradera la incorporación de jóvenes y adolescentes -aún de infantes- a las pandillas, es indispensable que las autoridades conozcan el fenómeno a cabalidad.

Para ello, el documento señala que se debe registrar el número de pandillas activas en cada entidad federativa, ubicar por zonas geográficas a los grupos, detectar el número de integrantes y proyectar estadísticamente su crecimiento y movilidad; investigar el perfil de los miembros de la pandilla (número de integrantes por sexo, edad promedio, nivel de estudios, esbozo familiar, etc.) y recopilar las historias de vida de quienes integran las pandillas.

También conocer las características del grupo (pandillas tradicionales o de “arraigo”, grupos de reciente creación), reconocer el entorno físico que permite a las pandillas apropiarse de un determinado espacio comunitario para, con frecuencia, incurrir en conductas violentas e incluso ilícitas.

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