Ana Hernández/SIPSE
Mérida, Yuc.-En portales de internet se promocionan  un plus a la venta de terrenos en Yucatán: adquirir uno o varios cenotes localizados dentro de propiedades particulares.

Este tipo de promociones se realiza aprovechando el desconocimiento de las personas sobre la propiedad federal en cuanto a los cenotes, así como de las lagunas legales en la regulación de este tipo de predios, cuyo costo varía según la dimensión de la superficie y la infraestructura; lo menos que se pide son 600 mil pesos y algunos alcanzan los 25 millones.

Así, la entidad comienza a experimentar un “boom” en la venta de terrenos con formaciones acuíferas, situación que ocurre principalmente en las zonas comprendidas entre Chemax y Valladolid, en áreas vinculadas a Chichén Itzá; el problema en ese comercio es el impacto que puede tener en el medio ambiente por el uso que se les dé a esas reservas, señaló el secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma), Eduardo Batllori Sampedro.

En entrevista, el funcionario explicó que Yucatán es una tierra rica en cenotes de diferentes tipo y tamaño, y recordó que la dependencia a su cargo realiza un censo con las características de cada uno de estos ojos de agua y cavernasque logran explorar.

En la delegación de la Procuraduría Agraria se informó que cuando los terrenos tienen estos tesoros naturales elevan el costo de la superficie; sin embargo, ningún particular es dueño de esta formación natural, porque el aprovechamiento debe hacerse con una concesión de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), ya que las aguas pertenecen a la nación.

Consideró que el creciente interés en los terrenos con el plus de “tener cenote” se debe al atractivo turístico que puede obtener, considerando que el espacio de playa en Quintana Roo ha sido saturado.

La Seduma ha censado 2241 cenotes y 151 grutas en la entidad; en cuanto a los primeros, mil 14 son de tipo abierto, mientras que 342 son semiabiertos y 734 están catalogados como cerrados.

“Están empezando a trabajar mucho en el área del Chemax, Valladolid, vinculado a Chichén Iztá, donde también hay cenotes, esto independientemente de que con la ruta de cenotes ubicados en el camino de Cuzamá, Huhí y Homún se ha aprovechado el potencial turístico de estos recursos acuíferos”, indicó Batllori Sampedro.

Admitió estar enterado de este tipo de compra-venta. “Hay alta expectativa, y es muy curioso que ahora la oferta de los terrenos implique que hay un cenote, esto habla de la plusvalía que se le da al lugar”, dijo.

No obstante, precisó que se trata de un recurso que se debe cuidar, así que todas las personas que adquieran un terreno con un “ojo de agua” y deseen hacer un desarrollo alrededor de éstos deben presentar el manifiesto de impacto ambiental.

Urge dar mayor atención a los tesoros naturales

Ser propietario de un terreno con cenote no sólo representa plusvalía para el predio, sino un reto, ya que se adquiere un verdadero ecosistema personal que requiere de extremos cuidados, señaló la presidenta del “Grupo Espeleológico Ajau”, arqueóloga Fátima del Rosario Tec Pool.

Entrevistada acerca de la adquisición de residencias con cenote incluido, la arqueóloga resaltó que la Península de Yucatán tiene una gran diversidad de este tipo de mantos acuíferos, grutas y aguadas, pero muchas veces son mal utilizados.

Señaló que algunos cenotes son utilizados como sumideros y basureros, de allí la importancia de que si se venden casas con esas aguadas naturales se les brinde la debida atención.

Explicó que los constructores, antes que iniciar la venta de residencias con cenote incluido, deben dar aviso a las autoridades, entre ellas a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma) y al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Yucatán para dar de alta a esos lugares.

La experta recordó que todos los cenotes pertenecen al Estado, y se debe realizar una valoración de la situación en que se encuentran.

“La flora y la fauna endémica de los ecosistemas en esos lugares es extraordinaria. Aún hay animales únicos en su especie, como anguilas ciegas y arácnidos; el hecho de que de la noche a la mañana se le dé otro uso puede destruir ese hábitat”, explicó.

Tec Pool agregó que aunque en el Estado hay un gran número de este tipo de formaciones naturales, no existe un censo actualizado, “de manera que comercializarlos representa una responsabilidad mayor, ya que sus cuidados no son cómo tener un jardín”.

Si el objetivo de la venta es turístico, dijo, la constructora debe estar consciente de lo que representa ofrecer viviendas con cenotes incluido, y de la conservación de los ecosistemas.

Consideró que se debe proteger a estos mantos acuáticos del “foco rojo” que representa la contaminación orgánica derivada de la actividad humana y productiva.

“En el norte de Mérida, en los nuevos fraccionamientos, se han hallado pequeños cenotes, pero muchas veces los constructores los sellan para continuar las edificaciones; difícilmente se conservan, pues las hectáreas ya son propiedad de los fraccionadores”, apuntó.

Ante esta situación, resaltó la importancia de la conservación de la fauna endémica en peligro de extinción de los cenotes. “Se debe contar con todos los permisos para vender propiedad con cenotes”, apuntó.

Cabe indicar que también la Seduma ha señalado la necesidad de actualizar las leyes del Notariado y del Registro Público de la Propiedad para que en los contratos de compra-venta de superficies en las que haya cenotes, sean asentados los datos, lo que permitirá tener un censo preciso del tipo de suelo de Yucatán.