Difícil que existan 'ninis' pobres en Yucatán: catedrática de Uady

"Podría existir jóvenes de estrato social alto e ingresos elevados que no hacen nada debido a que no tienen necesidades", dijo Lourdes Pinto.

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Señalan que si hubiera ninis en Yucatán es posible que estuvieran de acuerdo con él sus padres. (Milenio Novedades)
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Wendy Montalvo/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Es muy difícil que haya un ser humano “nini” (jóvenes que ni estudian ni trabajan), al menos en las clases sociales pobres, como es mayoritariamente la de Yucatán; no obstante, este término quizá pueda aplicarse en estratos sociales de ingresos elevados, “pero hasta eso habría que dudarlo”, señaló Lourdes Pinto Loría, catedrática de la Facultad de Psicología de la Uady y especialista en el tema. 

Lo que sucede, en opinión de Lourdes, es que el término se acuñó pensando en productividad material, en rendimiento laboral o escolar, y eso no siempre es así.

La especialista consideró que en ocasiones en Latinoamérica se “importan” conceptos europeos, “ese término no surgió en el pensamiento latino y nuestra realidad es diferente a la de Europa y Estados Unidos”.

Además, subraya que en ocasiones estos términos no se entienden o se aplican mal.

La especialista señaló que el término “nini” también implica pensar en un estatus social; en un nivel donde hay necesidad económica, pobreza y escasez es difícil que exista, estas familias no tienen la posibilidad de tener esta experiencia, “porque viven cotidianamente un presente que implica hacer cosas para comer y sobrevivir”.

En cuanto a la preparación, mencionó que hoy día hay muchas maneras de adquirir conocimientos, como leer un libro o aprender vía internet, y no sólo el aula.

“Creo que la palabra nini es más un término de salud mental que otra cosa”, apuntó.

Asimismo, dijo que en México los jóvenes de 16 a 18 años, sector de la población al que se describe como nini, están en la escuela o trabajando, y si esa persona nada hace se piensa que algo no anda bien, que tiene problemas.

Ahora los jóvenes alargan su estancia en la casa paterna debido a circunstancias sociales y económicas

“Pero difícilmente pensaremos que es un nini porque a lo mejor antes de esa edad era un niño muy ocupado y entretenido, a lo mejor entró en una crisis emocional por cualquier razón, pero sólo abarcaría un momento de su vida. No lo catalogaría así”, subrayó.

“En términos individuales pensaría que un nini es un estado, un término que se acuña para la clase social alta o muy alta, donde ya están satisfechas todas las necesidades básicas y donde los padres generalmente ponen a disposición de sus hijos todos los recursos para que tengan alimento y un trabajo, y el joven no lo hace, ese es el estereotipo del nini, aunque lo dudaría, pensaría más que una persona que está en esas posibilidades sería un júnior, alguien que se dedica a la fiesta, la recreación y el entretenimiento, pero todavía no aporta a la sociedad y a su familia, ya que no tiene esa necesidad”, dijo.

En cuanto a que ahora los jóvenes alargan su estancia en la casa paterna, consideró que se debe a circunstancias sociales y económicas, particularmente en un país en el que la desigualdad social es evidente.

“No creo que ningún joven planee quedarse conscientemente en su casa por mucho tiempo, a menos que sea un patrón de convivencia familiar preestablecido y como parte de la cultura, que todos vivan juntos”, agregó,

La especialista recordó que en la cultura maya era así y que a nadie le extrañaba esta situación. Pone como  ejemplo que si se visita un pueblo se puede observar que en un sólo terreno está la casa principal de los abuelos y en la casa de al lado la vivienda del hijo, de la hija, y que conviven en una atmósfera familiar que tiene un propósito, un sentido: vivir de esa manera.

“En la mayanidad, el sentimiento de comunidad es muy fuerte, y esto a quienes vivimos en Mesoamérica, particularmente en Yucatán, algo se nos ha quedado en nuestros modos de vivir y de hacer familia. Es muy común que a pesar de que se hayan retirado de sus pueblos para acudir a la vida de la ciudad, se continúa con ciertas prácticas de crianza asociadas a la unión familiar”.

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