¿Está preparado Yucatán para sismos y súperhuracanes?

Un vistazo al reglamento de construcción del estado y una plática con un ingeniero estructural se puede formar una opinión.

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En Mérida, cada vez es más común la construcción de edificios y vivienda vertical. (Google Maps)
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Christian Coquet/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Son las 11:49 de la noche de un jueves y la noticia hasta ese momento son los huracanes que recorren las cálidas aguas del Océano Atlántico, Mar Caribe y Golfo de México. De pronto, una sensación de aparente mareo invade a muchos de los habitantes de Mérida, no lo saben, pero se trata de un sismo cuyo epicentro está a casi 750 kilómetros de distancia, pero cuya magnitud de 8.2, logró algo hacer sentir que muchos yucatecos no imaginaban.

 De inmediato, en las redes sociales corren como onda expansiva los mensajes sobre este fenómeno muy inusual en la región pero que en años pasados se habían sentido de manera aislada.

 "¿Lo sintieron?" "¿Tembló?" Eran las preguntas constantes en Twitter y Facebook de personas incrédulas y cuya pregunta era respondida un par de minutos después por el Sismológico, un movimiento de intensidad 8.2, considerado el más fuerte desde aquel de 1985 que destruyó la Ciudad de México.

Según reportes, en el estado, el movimiento se sintió con una intensidad de magnitud 3 o 4, y sólo en algunas partes de la capital como el centro, norte y parte del poniente, y sin daños materiales que lamentar, sólo sustos.

 Sin embargo, ante este inusual evento surgen preguntas como qué tan probable es volver a vivir en la entidad este tipo de fenómenos, y si las estructuras podrían soportarlos.

El reglamento de construcciones (que data de 2014) para el Estado de Yucatán, no contempla normas sobre actividad sísmica para la entidad ya que la Península a pesar de su cercanía con Oaxaca y Chiapas, dos estados en donde se generan la mayoría de los epicentros de los sismos en las placas de Cocos, Norteamericana y del Caribe, no es considerada una zona sísmica.

Al respecto, el ingeniero Francisco Poot, especializado en ingeniería estructural me lo corrobora. Debido al tipo de suelo, la Península de Yucatán no es considerada zona sísmica ya que el subsuelo es de roca caliza, que tiene gran rigidez, lo que provoca una baja sismicidad, contrario a lo que pasa en la Cuidad de México en donde el suelo blando provoca un factor de amplificación 10 veces mayor a las fuerzas del sismo.

El sismo de anoche se sintió por la energía liberada y por la gran magnitud, sin embargo, es muy poco probable que un evento similar suceda pronto.

Ahora bien, si el reglamento de construcción no contempla este tipo de fenómenos, en el más ‘improbable’ de los casos, ¿estaríamos seguros?

La respuesta es: involuntariamente sí

Al construir edificios que soporten huracanes, se está preparado involuntariamente para sismos, ya que los fuertes vientos de los ciclones generan vibraciones tan fuertes o incluso más violentas que la de los movimientos telúricos, aunque no se tiene el dato de hasta qué magnitud podrían soportar.

Además, la CFE y algunas empresas tienen como norma construir estructuras e inmuebles que soporten los embates de la naturaleza como huracanes y terremotos.

Y la siguiente pregunta que me viene a la mente. ¿Pueden las estructuras soportar violentos huracanes como Irma?

Según las normas, las naves industriales, edificios y letreros tienen que soportar vientos de hasta 260 kilómetros por hora, sin embargo, las rachas del devastador huracán Irma que en días pasados destruyó el 90% de la Isla Barbuda, superaron los 250 kilómetros por hora, y bajo esta normatividad, el estado estaría a merced de la naturaleza, aunque como me explica Francisco, desde el huracán Gilberto, se tomaron medidas en la normativa para considerar un evento como este.

Y en cuanto a vivienda, la norma establece que debido a su baja altura y rigidez, las casas sólo soportan vientos de 170 kilómetros por hora, casi la mitad de intensidad que un huracán categoría 5, lo que nos hace pensar que durante un evento así, lo mejor sería salir de la ciudad o buscar un refugio.

 Huracanes y sismos, dos violentas expresiones de la madre naturaleza que nos recuerda hoy más que nunca que hay que esperar lo inesperado y que nunca se está preparado del todo para su furia.

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