Salió en bicicleta desde Monterrey, para cumplirle a la Lupita

Ignacio Euán Acosta cumplió su promesa, pese a las adversidades como una balacera en Zacatecas.

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Ignacio Euán salió de Acanceh rumbo a Monterrey para viajar en bicicleta hasta Mérida. Víctor Dzul (der) salió de Dzununcán a la Basílica de Guadalupe. (Daniel Sandoval/Milenio Novedades)
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Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- En los últimos 11 años, Ignacio Euán Acosta cumplió la promesa de visitar a la Virgen de Guadalupe en la Basílica, en un recorrido de ida y vuelta en bicicleta, desde su natal Acanceh, como promesa y arrepentimiento por la vida desenfrenada que llevaba. Esta vez para festejar los 12 años que dejó el alcohol y las drogas emprendió una mayor travesía: salir desde Monterrey, Nuevo León.

Días antes de emprender el viaje y en medio de los preparativos recibió una noticia que lo alentó aún más, pues su esposa, quien también es antorchista le dijo que este vez no podría correr porque estaba esperando bebé.

La noticia de que serán padres por primera vez lo llenó de alegría y calificó este hecho como un regalo que le dio la Virgencita de Guadalupe.

En su recorrido, que inició el 10 de noviembre, al salir de Monterrey, donde llegó vía aérea, entre otras peripecias, recordó que le tocó enfrentar una balacera cerca de Zacatecas, donde murieron dos agentes y 12 presuntos narcotraficantes.

“Estaban los cuerpos tirados por la balacera, los agentes me dijeron que mejor me suba a una de sus camionetas y me aleje, pues temían de que los compañeros de los delincuentes regresen”, recordó e indicó que ese día durmió en casa de unos de los oficiales, que se portó muy amable.

Con excepción de ese suceso, el trayecto resultó sin mayores problemas, salvo unas 40 ponchaduras de llanta, y falta de dinero, aunque mencionó no fue impedimento para cumplir su promesa.

Al arribar al Santuario lo primero que hizo fue avisar a su familia que había llegado.

Antorchista de Dzununcán 

Otro intrépido antorchista que llamó la atención fue Víctor Dzul Naal, quien traía sobre la espalda dos imágenes de la Guadalupana de 1.80 metros y 1.50 m, que entre las dos, pesan cerca de 50 kilos, y que compró en la Basílica de Guadalupe. 

Recibido entre aplausos por la gente que se encontraba en el atrio, Víctor salió de Dzununcán el pasado 25 de noviembre en bicicleta rumbo a la Basílica, como parte de una promesa por la salud de su “jefecita”, así como para dar gracias porque su familia se encuentra bien.

Aunque lleva más de 10 años como antorchista, algo que agradece, pues se alejó del alcoholismo, mencionó que se pasó un año juntando dinero para la travesía.

Reunió cinco mil pesos, de los cuales mil 300 destinó para comprar una de las imágenes que trajo sobre su espalda y que donaría a la capilla de su comunidad. La otra un amigo se la encargó. 

A diario recorría aproximadamente unos 100 kilómetros. Durmió donde le agarraba la noche, ya sea en la calle, en gasolineras, en iglesias y en algunas casas de gente que le daba posada.

También se quedó sin dinero desde cinco días antes de llegar y gracias a la “Divina providencia no me faltó algo para comer”, señala y algo no planeado fue que en Villahermosa se encontró con tres de sus compañeros que salieron de Dzununcán rumbo a Minatitlán y en Campeche a su hermano Alfredo, quien viajó solo hacia Tabasco.

“En Villahermosa se me perdieron mis chancletas y así vine descalzo desde ahí”, comentó Alfredo, quien llevó 700 pesos para el viaje.

Todos coincidieron en que llegarían a sus lugares de origen antes de la medianoche a cantarle las mañanitas a la Virgen, y después festejarían la travesía

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