Balseros: 'Hay una fiebre por salir de Cuba'

Nueve cubanos que zarparon de la isla en una embarcación rústica narran 'los 10 peores días de sus vidas' que pasaron en el mar.

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Entusiasmados por haber llegado a tierra firme y alcanzar "la libertad" los hombres contaron su viaje de 10 días desde Cuba hasta Estados Unidos. (Foto: Wilfredo Lee/ AP)
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Agencias
MIAMI, Florida.- En el sexto día que pasaron en el mar, los nueve cubanos que viajaban en una embarcación rústica de metal vieron apagarse desesperanzados el motor por falta de combustible. Sólo les quedaba una lata, pero muchos kilómetros por recorrer.

"Teníamos mucho miedo", recordó Antonio Cárdenas Viejo, de 50 años, en charla con The Associated Press.

Echaron al agua la comida e incluso la vela para aligerar la embarcación. Y entonces comenzaron a remar.

Cuatro días después llegaron a las costas del sur de la Florida, donde encallaron el martes frente a un edificio de apartamentos de lujo. Locos de alegría, corrieron tierra adentro mientras los vecinos del edificio los recibían diciéndoles: "¡Bienvenidos a tierras de libertad!"

Este miércoles, los hombres contaron su viaje de 10 días desde Cuba hasta Estados Unidos.

Vestidos con pantalones vaqueros nuevos y camisetas azul y blanco a rayas que les entregaron trabajadores de asistencia, dijeron que el viaje fue mucho más largo y arduo de lo que habían imaginado. Y advirtieron a otros cubanos que estén pensando en echarse a la mar que no lo hagan.

"En este momento hay una fiebre" dijo José Ramón Fuente Lastre, de 23 años, en una entrevista con The Associated Press. "Hay mucha gente haciendo balsas, muchos que quieren venir". "Yo les digo que es peligroso", dijo. "Llegamos de milagro".

Muchos lo intentan

El número de cubanos que huyen de la isla en embarcaciones rústicas ha aumentado significativamente en los últimos 12 meses. Según los guardacostas e Estados Unidos, 3,639 han sido interceptados en el mar o han llegado a tierra firme en Florida y otras partes del Caribe, un aumento en comparación con 2,129 en el año fiscal 2013.

Sólo a las costas del sur de la Florida han llegado 780 cubanos en los últimos 12 meses, en comparación con 423 el año anterior.

Bajo la política de "pies secos, pies mojados", a los cubanos que logran tocar tierra en Estados Unidos por lo general se les permite quedarse. Los interceptados en el mar casi siempre son devueltos a la isla.

Los hombres que llegaron el martes dijeron que decidieron irse debido al aumento de las dificultades económicas. Ninguno tenía dinero para comprar un boleto aéreo y viajar a otro país, como hacen miles de cubanos todos los años para escapar, y llegan a Estados Unidos por avión o cruzan la frontera desde México. Pero sí podían reunir el dinero que tenían para construir un bote.

"Probemos suerte", dijo Viejo. "Si otros lo han hecho, ¿por qué no nosotros?"

Viejo vendió un caballo y otros animales de granja, que le significaron 650 dólares. Lastre contribuyó con sus ahorros de toda la vida, unos 550 dólares, ganados vendiendo alimentos en el mercado negro. Los otros dos hombres empeñaron sus viviendas en el mercado negro.

Tres veces echaron el bote al agua, pero el motor se dañó y la embarcación se llenó de agua a poca distancia de la costa. Cada vez, compraron otro motor y probaron de nuevo.

El 13 de septiembre subieron al bote a las dos de la madrugada. Esta vez el motor los sacó mar afuera.

"¡Adiós!", les gritaron unos pescadores "¡Adiós!", les contestaron.

Los primeros seis días transcurrieron con relativa tranquilidad, dijeron los hombres. Entonces se quedaron sin combustible y el temor se hizo sentir.

Ninguno de los hombres había estado nunca en un bote. Sólo tenían una brújula y un viejo mapa de Cuba, con el extremo sur de la Florida en el extremo superior, para guiarse.

Viejo, el mayor del grupo, los exhortó a no darse por vencidos. "Hay que seguir remando", les dijo. "Vamos a llegar".

Al día siguiente vieron luces en la distancia. Siguieron remando y soportaron lluvias y una poderosa tormenta con olas de más de 4 metros (13 pies).

"Esos 10 días fueron los peores de mi vida", dijo Yennier Martínez Díaz, de 32 años. "Pensé que nos íbamos a ahogar".

Cuando se acercaron a Key Biscayne, Florida, usaron la última lata de combustible que les quedaba y se dirigieron a tierra, temerosos de que los guardacostas los capturaran antes de llegar a tierra firme. Desembarcaron en la playa junto al edificio de apartamentos Mar Azul, donde unos cuantos vecinos estaban afuera en un día gris.

"¿Son cubanos?", les preguntaron entusiasmados.

"Sí, somos cubanos", respondieron los hombres.

"¡Bienvenidos a tierras de libertad!", les dijeron los vecinos.

Viejo levantó los brazos al aire, con una sonrisa cruzándole el rostro, mientras recordaba ese momento.

En Yucatán recientemente fueron rescatados balseros cubanos que salieron del puerto de Manzanillo, en la provincia de Granma. Luego de permanecer tres semanas entre Mérida y Chetumal, finalmente fueron liberados porque su país se negó a repatriarlos, y ahora se disponen a viajar a Estados Unidos.

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