Corte de Brasil tiene primer presidente negro

El juez Joaquim Barbosa fue investido en una ceremonia a la que asistieron la presidente Dilma Rousseff, legisladores y militares, entre otros.

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La carrera en el poder judicial de Joaquim Barbosa comenzó en 1984 en el Ministerio Público Federal. (Agencias)
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Agencias
BRASILIA, Brasil.- El juez Joaquim Barbosa, el primer negro en encabezar uno de los poderes del país, asumió el jueves la presidencia del Supremo Tribunal Federal, la corte suprema de Brasil.

Barbosa, de 58 años, fue investido en una ceremonia a la que asistieron la presidente Dilma Rousseff, legisladores, militares y representantes de la comunidad negra, incluyendo actores, músicos, deportistas y académicos. Benedita Gomes, madre del juez, también estaba en la tribuna, según publica The Associated Press.

"El multiculturalismo que caracteriza al valeroso pueblo brasileño se manifiesta hoy con Joaquim Barbosa investido al frente de la más alta corte del país", expresó Ophir Cavalvante, presidente del colegio de abogados, en la ceremonia de investidura en la sede del tribunal.

La presidencia del tribunal es ocupada por períodos de dos años en forma rotativa por sus 11 miembros, aunque antes de asumir el puesto se realiza una votación entre los integrantes de la corte.

Barbosa había cobrado relieve los últimos meses ante la opinión pública como relator en el juicio por un escándalo político de compra de votos en el Congreso, ocurrido en 2005, en el que se perfiló como un jurista severo e implacable en la condena de 38 acusados en el caso, incluyendo parlamentarios, ex ministros y banqueros.

El caso, conocido como "mensalao" por envolver pagos mensuales a legisladores para que aprobaran proyectos de interés del gobierno, ocurrió durante el primer mandato del Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), quien fue el que designó a Barbosa como juez del STF, lo cual no le impidió sentenciar a ex ministros y aliados del ex gobernante.

Su actuación en el caso reveló también el temperamento explosivo del juez y su poca paciencia cuando enfrentaba argumentos opuestos de sus colegas del STF, lo que despertó dudas sobre su capacidad de conducir el trabajo del máximo tribunal de justicia de Brasil.

De semblante serio y a menudo apoyado en un bastón por sufrir de dolores de espalda, Barbosa protagonizó durante sus nueve años en el STF frecuentes enfrentamientos verbales con otros magistrados, en algunos casos llegando a alusiones personales para desvirtuar a su contrincante.

El juez, hijo de un obrero de la construcción, vivió una historia de superación inspiradora para los negros en un país donde más de 50% de la población de 194 millones se identifica como negro o pardo (de piel oscura). Cifras oficiales indican que la pobreza y la marginalidad están concentradas en este sector de la población, que tiene menos acceso a la educación y recibe salarios inferiores a los blancos.

Para el sociólogo Valter Silveiro, coordinador del Núcleo de Estudios Afro-Brasileños de la Universidad Federal de Sao Carlos, la presencia de un negro al frente de uno de los tres poderes tiene un gran impacto simbólico para los negros de Brasil, un país que abolió la esclavitud tardíamente en 1888.

"Tiene una representación simbólica para las nuevas generaciones de negros, que tendrán una oportunidad que mi generación no tuvo, de ver a un negro presidiendo uno de los tres poderes de la nación", comentó Silveiro a la Associated Press.

A su juicio, ver a un hombre de origen africano al frente del máximo tribunal de justicia refuerza las políticas de acción afirmativa que buscan estimular la presencia de negros en la educación superior. "Nos da un mensaje de que vale la pena estudiar", opinó Silveira.

Destacó que Barbosa es una persona que no le huye al debate sobre la desigualdad de la población de origen africano, y se posicionó firmemente a favor de las políticas de acción afirmativa cuando el STF las discutió al tratar una propuesta de suprimir las cuotas de admisión para los negros en las universidades.

Barbosa, nacido en 1954 en la pequeña localidad de Paracatu, en el estado central de Minas Gerais, vivió una infancia de pobreza en la que debió trabajar fabricando ladrillos y entregando leña en un camión de su padre.

En su juventud se trasladó a Brasilia para cursar el colegio. En la incipiente capital fundada en 1960 trabajó en la gráfica del Senado y en el ministerio de Relaciones Exteriores, y posteriormente realizó sus estudios superiores en derecho en la Universidad de Brasilia.

Su carrera en el poder judicial comenzó en 1984 en el Ministerio Público Federal (fiscalía), y años después realizó estudios de doctorado en Francia y fue profesor en las universidades de Columbia y de California en Estados Unidos.

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