Amarga batalla de indígenas por limpiar su río Dulce

Ante la contaminación del río Dulce, la etnia krenak bloqueó durante 4 días una línea de tren estratégica para la exportación de mineral de hierro a Asia.

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Un grupo de 150 indígenas de la etnia brasileña krenak bloquearon la línea de tren como protesta por la contaminación del río Dulce. (Notimex)
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Agencias
RESPLANDOR, Brasil.- Armados con palos y con el cuerpo pintado, un grupo de 150 indígenas de la etnia brasileña krenak bloqueó durante cuatro días una línea de tren estratégica para la exportación de mineral de hierro a Asia, como represalia por la severa contaminación del río Dulce provocada por uno de los peores accidentes mineros de los últimos años en Brasil.

Al llegar a la Vila Krenak, a 20 kilómetros de la ciudad de Resplendor por una desierta carretera de arena y piedra que avanza en paralelo a la ferrovía, dos docenas de nativos cortan el paso: “No puede pasar nadie por aquí”, dicen, en tono desafiador.

Solo los periodistas y los camiones cargados con agua para abastecer las ciudades donde el suministro fue cortado por la contaminación en el río pueden cruzar el territorio, donde decenas de tiendas de campaña fueron instaladas en las inmediaciones de la línea férrea Vitoria-Minas, propiedad de la compañía minera brasileña Vale.

“Estamos llevando a cabo una guerra justa. Hemos logrado un acuerdo temporal para permitir el paso de trenes, pero si Vale incumple lo acordado volveremos”, explica a Notimex Shirley Krenak, una de las líderes del movimiento.

Los indígenas protestan porque el derrame tóxico ha “acabado con su forma de subsistencia, con su área de recreo y con su recurso sagrado para llevar a cabo cultos religiosos”, explica Shirley, en referencia al río Dulce (río Doce, en portugués), donde se asienta esta comunidad de unas 750 personas.

“Vivimos de la pesca, nadamos en el río, bebemos su agua y honoramos a nuestros antepasados. ¿Ahora qué vamos a hacer? Han acabado con el río”, explica, mientras muestra junto a otros nativos la muerte de cientos de peces y camarones por la contaminación, perceptible por un fuerte hedor y por el agua turbia.

Tras cuatro días de interrupción, el tráfico de mercancías y pasajeros fue liberado hoy totalmente, después de que Vale se comprometiera a suministrar agua potable a los pobladores y a aplicar un plan de recuperación del río Dulce, contaminado por el vertido tóxico que desató la rotura de dos presas de relave mineral el pasado 5 de noviembre.

“Si no cumplen lo acordado, volveremos. Somos el pueblo más guerrero de Brasil”, asevera Shirley, profesora de historia de 36 años y quien ha viajado a Europa para explicar la cultura de su etnia, que cuenta con unos dos mil miembros repartidos en los estados de Minas Gerais y Sao Paulo (sudeste de Brasil).

La vía Minas-Vitoria es una infraestructura estratégica para Vale y para Brasil, pues el año pasado 119 millones de toneladas de mineral de hierro –en torno al 42 por ciento de las exportaciones totales de la empresa- circularon por esta línea, por donde también viajan un millón de personas anualmente en un recorrido de 660 kilómetros, según explicó la compañía a Notimex.

Las consecuencias medio ambientales y sociales del vertido de 62 millones de metros cúbicos de agua con componentes tóxicos, ocurrido el pasado 5 de noviembre con la rotura de dos presas mineras, son aún desconocidas en su totalidad en las regiones por las que pasa el río Dulce, cuyo cauce quedó teñido de un color marrón.

Una decena de personas fallecieron en el accidente en la región de Mariana, donde está la mina propiedad de Vale y de su socia australiana BHP Biliton, y ahora el avance del barro en trechos del río a más de 450 kilómetros de distancia del epicentro de la tragedia revelan el impacto medio ambiental que el accidente puede tener.

El vertido tóxico se encuentra actualmente en Colatina, una ciudad de 140 mil habitantes situada en las orillas del río y que depende completamente de su agua para el abastecimiento.

El suministro fue interrumpido hoy en la ciudad y las autoridades crearon un sistema de distribución con la ayuda del Ejército para que se entreguen 50 litros de agua potable por persona en 52 puntos repartidos por la ciudad.

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