Apertura de Cuba, entre el miedo y la esperanza

'Yo no quiero que el sistema, el país o el régimen, cambie, lo que quiere la gente es vivir mejor', dijo una ingeniera química cubana.

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Un turista pasa frente a un cartel que muestra los retratos de “Los Cinco” en La Habana, Cuba. Son agentes de inteligencia cubanos, integrantes de la llamada “Red Avispa” que operaba en la Florida en la década de 1990. (Agencias)
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Agencias
LA HABANA, Cuba.- El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos desató las expectativas de cambios económicos aún más trascendentales en una isla que tiene autos de la década de los cincuenta, edificios Art Deco y sin tener a la mano muchos de los adelantos tecnológicos y comodidades que el resto del mundo disfruta y dan por sentado, según informó Associated Press.

"El impacto de la noticia ha sido muy fuerte", dijo Nayda Martínez, de 52 años, una ingeniera química que avizora un mejor futuro para su patria si tras la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, Washington levanta también el embargo que impuso a Cuba hace cinco décadas en el marco de una hostilidad contra la revolución cubana que encabezó Fidel Castro.

Martínez piensa que el restablecimiento de un comercio directo podría atraer inversiones y turismo a la isla. "El país está muy ahogado. Cuba, para comprar cualquier cosita, tiene que darle la vuelta al mundo, cuando se podría conseguir productos de primera necesidad, materias primas, aquí mismo", dijo la mujer. "El gobierno podría poner todos esos productos a precios más económicos".

Ella, como muchos cubanos, inevitablemente empezaron a sacar cuentas de las cosas que podrían tener a partir de las declaraciones que escucharon del presidente Raúl Castro en la cadena en cadena nacional del miércoles y en el cual se anunciaba el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Se "puede generar empleo aquí y Miami porque va a haber intercambios", dijo Sandro Hernández

Pero también, y en un hecho muy inusual, pudieron escuchar el discurso del presidente Barack Obama, cuya alocución fue transmitida en la isla a través de Telesur, el canal multinacional con sede en Venezuela pero que en Cuba hace parte de los canales locales, que además fue leído el jueves en las páginas del periódico oficial Granma.

Acceso a más tecnología, medicina, capitales o nuevos empleos por turismo son algunas de las aspiraciones que entraron en el cálculo de los cubanos.

Se "puede generar empleo aquí y Miami porque va a haber intercambios. Puede haber un desarrollo (mayor) de la medicina, se podría invertir en la agricultura, han venido empresarios (estadounidenses) y no los han dejado invertir", dijo Sandro Hernández, un trabajador informático de 42 años quien también se podría beneficiar con mejoras tecnológicas.

Como él, Lázaro Valverde, un reparador de llantas de 46 años pensó que si finalmente se levantan "el bloqueo económico" se "facilitarían muchas cosas" y eso redundaría en una mejor calidad de vida de la gente como él. "Aquí el salario no alcanza".

Castro y Obama marcaron un hito el miércoles cuando el titular de la Casa Blanca liberó a tres agentes cubanos presos en Estados Unidos y considerados héroes en Cuba y el líder isleño entregó al contratista estadounidense Alan Gross, preso condenado hace cinco años por traer ilegalmente equipos de telecomunicaciones e intentar colocar ilegalmente redes de internet.

Con mayor optimismo o un poco más cautos, la inmensa mayoría de las personas hicieron hincapié en las cuestiones económicas.

"Yo no quiero que el sistema, el país o el régimen, como lo quieran llamar, cambie, lo que quiere la gente es vivir mejor", dijo la ingeniera química Martinez.

Algunos miembros de la pequeña y fragmentaria comunidad disidente en la isla consideraron de una traición por parte de Obama.

"El relajamiento de las sanciones va a traer como consecuencia que el gobierno cubano se fortalecerá", expresó el activista y ex preso político, Ángel Moya. "En nada va a beneficiar".

Pero en la calles también comenzaron a expresarse algunos temores entre la población que durante años vio en los medios de prensa oficiales el lado oscuro de la sociedad estadounidense y temen que algunos de esos imaginados valores o sus políticas se puedan imponer en la isla: los permisos para portar armas, prohibidas en Cuba, el consumo y tráfico de droga, controlado en la nación caribeña por las autoridades combinados con una acción comunitaria, o el individualismo.

"Está bien por el país, si va a permitir desarrollarnos", dijo Marisa Betancourt, de 55 años, ama de casa y madre de dos hijos jóvenes. "No me gustaría que se perdiera esa solidaridad tan del cubano, ni que se convirtiera en una sociedad más consumista o individualista".

Claroscuros de la isla

Cuba es un lugar de contrastes. Está a la par con las naciones más desarrolladas del mundo cuando se comparan los indicadores de educación y salud, como la mortalidad infantil. Tiene una de las tasas de criminalidad más bajas del hemisferio occidental y algunos de los hábitats mejor conservados del Caribe.

Pero la mayoría de los isleños trabajan en empleos gubernamentales a un salario de 20 dólares mensuales en promedio, aunque cuentan con prestaciones gratuitas y subsidios a la alimentación o a los servicios públicos.

El acceso a internet es mínimo, lento y costoso. Casi no hay medios de comunicación que no estén controlados por el estado. El Partido Comunista es el único partido político, y eso es algo que no cuestiona. Quejarse de un bache en la calle está bien pero si uno protesta abiertamente contra el gobierno puede terminar en el calabozo.

Los cubanos aprendieron a navegar en este sistema político cerrado y a sobrevivir en medio de la escasez, las largas colas y una crisis de vivienda que obliga a las familias a convivir con tres generaciones en un mismo techo. Muchos están ansiosos por el cambio, pero hasta ahora nadie sabe exactamente qué traerá esta apertura diplomática.

El jueves la gente volvió a su rutina, los bici-taxis buscaban clientes y los vendedores de fruta ofrecían sus productos.

No hay información oficial sobre alguna celebración por el regreso de los agentes.

Todo está cambiando

Entre tanto, periodistas de todo el mundo se apresuraban a entrar en Cuba con la esperanza de conseguir acreditación de un gobierno que dice quién está autorizado a informar desde el país que, muchos creen, está en un punto de inflexión.

El año pasado, Cuba permitió a sus ciudadanos viajar al extranjero sin obtener, primero, un permiso oficial. Ahora, muchos tienen acceso a bienes como teléfonos inteligentes o televisores de pantalla plana.

Es posible que haya un auge en las remesas de familiares que quieran ayudar a los suyos a crear pequeñas empresas o reparar sus casas, muchas de las que se están desmoronando.

Castro también introdujo una serie de reformas económicas que permitieron a miles de personas crear pequeños negocios, contratar empleados, y abrieron el mercado inmobiliario por primera vez desde la revolución de 1959. También permitieron la venta de coches de segunda mano.

Negocios con en el enemigo

Uno de los cambios que se pueden producir sería psicológico. Algunos se acostumbrarían a hacer negocios con Estados Unidos, país que por décadas se ha señalado como el enemigo.

Los cubanos también pueden terminar abandonando la idea de que ya no están en guerra con Estados Unidos dijo Peter Kornbluh, coautor del libro "Back Channel to Cuba: The Hidden History of Negotiations between Washington and Havana".

"Una sociedad que históricamente ha vivido en la oscuridad y a la sombra del coloso del norte ahora está viendo algo de luz", dijo. "El dejar esa mentalidad de estar al asedio que unas relaciones diplomáticas normales traería, sería súper importante".

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