En este país los jóvenes delincuentes son enviados a trabajar

Autoridades judiciales y la iniciativa privada buscan sacarlos del crimen, en lugar de mandarlos a prisión donde nunca se rehabilitan.

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Los jóvenes son capacitados en labores industriales y estimulados para emprender o continuar estudios. (Prensa Libre/Alvaro Interiano)
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Agencias
GUATEMALA.- Adolescentes y jóvenes en conflicto con la ley, en vez de poblar las correccionales de menores, aprovechan la oportunidad de laborar y obtener ingresos en pequeñas y medianas empresas guatemaltecas.

Los jóvenes -hombres y mujeres- víctimas de la exclusión y expulsados del núcleo familiar, son rescatados de las garras de la violencia y el crimen, gracias a esfuerzos entre autoridades judiciales y la iniciativa privada.

La denominada Asociación Manos que te Apoyan (AMA) ha acogido a más de 500 adolescentes jóvenes "en conflicto con la ley", marginados y sin oportunidades, que entraron al mundo laboral tras involucrarse en ilícitos, según publica Notimex.

Los nuevos obreros, quienes ganan por destajo pero llegan a contar con algunas prestaciones, son capacitados en labores industriales y estimulados para emprender o continuar estudios.

"Preferimos recibir a estos patojos -como se llama en Guatemala a los jóvenes- e incorporarlos al trabajo a que sean enviados a las correccionales, donde no son rehabilitados y están en riesgo", afirmó Zelik Tenenbaum.

El guatemalteco es fundador y gerente general de la compañía Envases Desechables Centroamericanos, quien se manifestó como un entusiasta de este programa de responsabilidad social empresarial, que beneficia por años a jóvenes infractores.

Necesitan una oportunidad estos jóvenes. En muchos casos "la necesidad de comer, los hace criminales", afirmó Tenenbaum, quien dijo que su empresa tiene varios años de colaborar con AMA.

Somos casi su familia, nosotros los ayudamos y los estimulamos a estudiar y mantenerse "por el buen camino", indicó el empresario, quien revindicó los derechos de los jóvenes guatemaltecos, olvidados de las políticas públicas.

Margarita Pérez, la responsable del programa de AMA en la empresa, y uno de los jóvenes, casi adolescente, "ascendido" después de tiempo de trabajo y de acumular méritos, supervisan al grupo en sus labores.

Los jóvenes de AMA, alejados por voluntad propia de los flagelos de la violencia y el crimen, llegan cada día a la empresa a empacar cubiertos de plástico, tras salir de las máquinas de la planta, y "ganar" por cada una de las bolsas de cucharas, tenedores y cuchillos desechables que ordenan.

Organizaciones defensoras de los derechos humanos en Guatemala han denunciado el desintéres de los gobiernos en los jóvenes marginados, quienes carecen de servicios de salud, educación y empleo, principalmente, y son fácil blanco de "maras" o pandillas.

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