Iglesias, refugio de fe... y de inmigrantes

Ante el temor de ser deportados, los indocumentados han optado por pedir asilo en los templos, un método que se usaba en los años 80.

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Rosa Robles Loreto en la iglesia presbiteriana Southside de Tucson, Arizona. (Agencias)
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Agencias
TUCSON, Arizona.- En el día 27 viviendo en un cuarto diminuto de una iglesia de Tucson conocida como precursora del movimiento de santuario para inmigrantes sin residencia legal en los años 80, Rosa Robles Loreto barrió el patio, rezó con un grupo de parroquianos y besó a su hijo que venía de entrenar con su equipo de béisbol.

Robles Loreto, mexicana de 41 años, carece de estatus legal y podría ser deportada desde que la detuvieron por una infracción de tránsito hace cuatro años. Ha jurado permanecer en la iglesia presbiteriana Southside hasta que las autoridades federales de inmigración le otorguen clemencia.

Robles Loreto es la tercera inmigrante que busca santuario en una iglesia de Arizona en lo que va del año. El movimiento fue muy popular en los 80, cuando ayudaba a inmigrantes centroamericanos que huían de guerras civiles en sus países. Las autoridades de inmigración generalmente no arrestan gente en las iglesias.

Aunque esta nueva versión del movimiento parece limitada al estado de Arizona, los defensores de los inmigrantes dicen que va a crecer, impulsados por activistas que buscan diversos medios para llamar la atención sobre la necesidad de la reforma inmigratoria.

El reverendo Noel Andersen, coordinador nacional del Servicio Mundial de Iglesias, dijo que Denver, Portland, Nueva York y Washington, entre otras ciudades, se están organizando y preparando ante la posibilidad de que más inmigrantes busquen refugio en las iglesias, según publica The Associated Press.

"Diría que unas 300 congregaciones en todo el país están dispuestas y preparadas para dar santuario cuando sea necesario", dijo Andersen.

Daniel Neyoy Ruiz pasó 21 días en la iglesia donde se encuentra Robles, hasta que las autoridades cedieron y aplazaron su deportación por un año. Desde el jueves pasado, Luis López Acabal se encuentra en una iglesia en Tempe, Arizona, donde espera evitar la deportación.

Las autoridades de inmigración generalmente no arrestan gente en las iglesias, por eso los indocumentados se refugian en esos sitios

Los inmigrantes jamás salen de la iglesia. Los parroquianos los visitan, les llevan alimentos y flores y realizan vigilias de oración.

Los dos hijos de Robles pasan los fines de semana con ella. Durante la semana, se levanta a las 05:00 horas para prepararle el almuerzo a su esposo. Ayuda a asear la iglesia, donde siempre hay alguna persona con ella para garantizar su seguridad.

Dar santuario a Robles es un imperativo moral, dice la reverenda Alison J. Harrison, quien preside la iglesia.

"Son ejemplos perfectos de las familias que son desgarradas día a día sin necesidad... Nuestra fe nos obliga a recibirlos en la iglesia, darles refugio e iniciar una campaña para que se anulen las órdenes de deportación", dijo Harrington.

En la década de 1980, la iglesia fue la primera que ofreció santuario a los inmigrantes que estaban en el país ilegalmente, según Harrington. La primera persona que se refugió allí lo hizo en 1982, dos años después de que los líderes religiosos comenzasen a planear esa estrategia. Durante la década en que la iglesia funcionó como santuario, recibió a más de 14 mil personas, indicó Harrington.

No hay una norma federal que impida las detenciones de inmigrantes en Iglesias, pero es una práctica que el gobierno suele evitar.

Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro para Estudios de Inmigración, que pide más restricciones a la inmigración, dijo que estar en una iglesia no debería proteger a alguien de la deportación. "Si eres un extranjero ilegal, sólo porque te escondas en una iglesia no significa que estés exento de la aplicación de las leyes de inmigración", afirmó Krikorian.

La mexicana Elvira Arellano acaparó titulares incluso en el exterior al refugiarse en agosto del 2006 en una iglesia metodista en Chicago, en la que permaneció por un año. Pero la orden de deportación siguió vigente y fue arrestada en Los Angeles durante una gira que hizo en el 2007.

Arellano, cuyo hijo es ciudadano estadounidense, fue deportada a México, aunque regresó a Estados Unidos este año. En marzo las autoridades de inmigración le dieron libertad condicional y quedó a la espera de que un juez de inmigración resuelva su caso.

Las cosas han cambiado, de acuerdo con activistas defensores de la causa del inmigrante.

Los "memos de Morton" distribuidos por el jefe del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas John Morton en el 2001 permiten a las autoridades tomar en cuenta varios factores atenuantes antes de decidir si se deporta a una persona o no: si tiene antecedentes policiales, si tiene hijos nacidos en Estados Unidos, si ha estudiado y otras cosas.

Abogados de inmigración afirman que esa política implica que las madres y padres que son buenos miembros de la comunidad no deberían ser separados de sus familias. Pero muchos inmigrantes con hijos, que no han tenido problemas legales, terminaron bajo custodia de las autoridades federales en Arizona, donde una ley conocida como la SB 1070 permite a las policías locales averiguar el status migratorio de una persona involucrada en infracciones menores, como una violación a las leyes de tránsito.

Robles Loreto es una inmigrante mexicana con hijos que corre peligro de ser deportada. Dice que no se imagina vivir en un país distinto al de sus hijos.

"Sufren porque no voy a sus juegos de béisbol. Dicen que quieren escuchar mi voz que los despierta, que los alienta en los juegos", declaró Robles Loreto.

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