EU trató durante medio siglo de derrocar a los Castro

Los intentos para derrocar al gobierno castrista iban desde cigarros envenenados, una concha explosiva, festivales de música y un servicio parecido a Twitter.

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El presidente de Cuba, Raúl Castro sonríe durante una sesión legislativa bianual en la Asamblea Nacional en La Habana, Cuba. (Agencias)
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Agencias
WASHINGTON, DC.- Durante más de medio siglo, los planes del gobierno de Estados Unidos para derrocar al gobierno de los hermanos Castro nunca tuvieron éxito, pero siempre fueron creativos: cigarros envenenados, una concha explosiva y un servicio similar a Twitter en Cuba.

El presidente Barack Obama dijo el miércoles que Estados Unidos restablecerá las relaciones diplomáticas con Cuba y que buscará cambiar el embargo comercial de varias décadas. Sin embargo, no está claro aún si todas las operaciones secretas cesarán.

De acuerdo con The Associated Press, una investigación reveló este año cómo la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (Usaid) continuó haciendo una promoción sigilosa de la democracia mientras algunos legisladores y otros presionaron por un retorno a la normalidad con Cuba.

El anuncio de la Casa Blanca de nuevos lazos con la isla de gobierno comunista se produjo horas después de que el estadounidense Alan Gross, un contratista de la Usaid, fue liberado después de cumplir cinco años en una prisión cubana por contrabando de tecnología de comunicaciones. También el miércoles, el administrador de Usaid, Rajiv Shah, dijo que dejará su puesto a principios del año próximo.

Según los programas revelados este año, la Usaid creó en secreto un primitivo programa de redes sociales llamado ZunZuneo, organizó un taller de salud para reclutar activistas y se infiltró en la comunidad hip-hop de Cuba.

Esos programas fueron parte de una campaña para tratar de socavar el gobierno de Castro a través de la ciudadanía, en vez de atacar directamente a los líderes políticos cubanos. Sin embargo, estuvieron repletos de peligros e incompetencia.

Tras las revelaciones, la Usaid prepara normas internas que terminarán con el arriesgado trabajo encubierto de la agencia en países hostiles.

Se descubrió que Usaid y su contratista, Creative Associates International, ocultaron su injerencia en programas cubanos mediante la creación de empresas de fachada, el enrutamiento de fondos mediante transacciones bancarias en el extranjero y el encubrimiento para disfrazar su labor. Gross trabajaba para un contratista diferente de Usaid, Development Alternatives.

Las recientes misiones secretas de la agencia fueron las últimas de una serie de intentos por parte del gobierno de Estados Unidos —desde el presidente John F. Kennedy hasta Obama— que comenzaron poco después del ascenso de Fidel Castro al poder en 1959. Washington rompió relaciones diplomáticas dos años más tarde, más o menos cuando la fracasada invasión de Playa Girón, dirigida por la CIA, se puso en marcha para tratar de derrocar al nuevo líder.

El gobierno de Estados Unidos no se dio por vencido. La CIA también analizó un plan para matar a Castro mediante la detonación de una concha marina exótica donde él iba a bucear, pero que al final se consideró poco práctica. Otro ardid, en 1960, contempló inyectar veneno en los cigarros favoritos de Castro, pero tampoco se realizó.

En los tiempos recientes, Gross —utilizando mochilas y equipaje de mano— introdujo de contrabando equipo de comunicaciones a Cuba para tratar de construir una red de internet sin censura, supuestamente para la pequeña comunidad judía de la isla. Gross fue detenido, condenado y declarado espía por el presidente cubano, Raúl Castro.

Los recientes programas de Usaid para Cuba, aunque menos peligrosos que algunos planes previos, recibieron fuertes críticas este año de algunos legisladores estadounidenses, quienes los llamaron "imprudentes", "estúpidos" y "totalmente irresponsables".

Los artistas cubanos que participaron en el programa fueron detenidos o interrogados por las autoridades cubanas. La operación secreta estadounidense de hip-hop fracasó después que las autoridades cubanas descubrieron que un festival de música independiente —uno de los más grandes de la isla— en realidad estaba respaldado por el gobierno de Obama.

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