Lamenta Papa contagio de Sida en niños pese a terapias

El Sumo Pontífice animó las iniciativas que promueven el combate a la propagación de la enfermedad, en vísperas del Día Mundial de la lucha contra el Sida.

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El próximo 1 de diciembre el mundo conmemora la lucha contra la enfermedad. (Internet)
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Agencias
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI lamentó hoy que decenas de niños en todo el mundo contraigan de sus madres el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) cada año, pese a la existencia de terapias que podrían evitarlo.

Durante la audiencia general de los miércoles, ante más de cinco mil personas congregadas en el Aula Pablo VI del Vaticano, el pontífice recordó que el próximo 1 de diciembre tiene lugar la Jornada Mundial de Combate contra el Sida.

Señaló que se trata de una "iniciativa de las Naciones Unidas para llamar la atención sobre una enfermedad que ha causado millones de muertos y trágicos sufrimientos humanos, acentuados en las regiones más pobres del mundo, que con gran dificultad pueden acceder a fármacos eficaces", informa Notimex.

"En particular mi pensamiento va al gran número de niños que cada año contraen el virus de sus propias madres, no obstante existan terapias para impedirlo. Animo las numerosas iniciativas que, en el ámbito de la misión eclesial, son promovidas para afrontar este flagelo", agregó.

Poco antes había pronunciado en italiano su catequesis semanal que dedicó a la pregunta sobre ¿cómo hablar a Dios en nuestro tiempo?.

El sufrimiento humano se acentúa en las regiones más pobres, dijo el Papa

Respondió que para hablar de Dios es necesario hacerle espacio en la propia vida, en la confianza que es él quien actúa en la propia debilidad.

Se trata, dijo, de hacerle espacio sin miedo, con simpleza y alegría, en la convicción profunda que cuando más ponemos al centro él y no nosotros, más nuestra comunicación será fructífera.

"Las comunidades cristianas están llamadas a mostrar la acción transformadora de la gracia de Dios, superando individualismos, cerrazón, egoísmos, indiferencia y viviendo en las relaciones cotidianas el amor de Dios. ¿Son verdaderamente así nuestras comunidades?", cuestionó.

Insistió que quien anuncia Cristo a los hombres no debe buscar un "grupo de animadores" ni querer convertirse en "jefe de una escuela filosófica o de grandes conocimientos", sino tener sólo el deseo de ganar a las personas para él, predicar lo que ha entrado en su vida.

Apuntó que se necesita no temer la humildad de los pequeños pasos para convertirse en la levadura que entra en la masa y lentamente la hace crecer. "Es necesario una recuperación de la simpleza, un regreso a la esencialidad del anuncio cristiano", apuntó.

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