Agencias
BOGOTÁ, Colombia.- Tan solo en 2014 más de 90 militares colombianos sufrieron alguna amputación. Muchos de ellos son jóvenes que realizan el servicio militar o que se unen a las Fuerzas Armadas para salir de la pobreza, pero con la intención de ayudar a poner fin a un enfrentamiento que está destruyendo cientos de vidas, incluso de los soldados recién alistados.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anunció el cese de los bombardeos aéreos contra las FARC a pocos días de que entrara en vigor el cese el fuego unilateral anunciado por esa guerrilla, según publicó el sitio web de RT.

La medida es un intento para acelerar las negociaciones de paz entre el Gobierno y las FARC para terminar con un conflicto bélico que ya lleva más de 50 años.

Wilson Antonio Torres Suárez es una de las víctimas de este conflicto. Con 24 años, perdió la pierna derecha y parte de la izquierda en un campo minado durante una operación contra las FARC.

"Usted no cree que puede ser real, usted piensa que es un sueño. Sinceramente, usted quiere que sea un sueño porque se ve todo destrozado en ese momento", relató Wilson, quien enfatizó que después de sufrir un daño corporal tan grande, el daño psicológico que lo acompaña no es menor. "Usted ya no se siente con la misma capacidad", agregó.

Se trata de un patrón habitual en este tipo de pacientes, según explica Nancy Liliana Bello, psicóloga del Batallón de Sanidad de Bogotá.

"Es volver a reconstruir, hacer un rompecabezas de su vida. Puede estar desarrollando algún tipo de trastorno mental como un estrés postraumático, un trastorno mixto, depresión y ansiedad, desarrollar un trastorno depresivo mayor y, en casos extremos, hasta el suicidio", aseveró.

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Otra cara de esta realidad son personas como Fabián Gálviz, que lleva más de un año en un centro de rehabilitación del Ejército de Colombia.

Tenía también 24 años cuando, estando de servicio, una mina le arrebató las dos piernas, la movilidad de un brazo y el 50 % de su audición. Sin embargo, encontró en la natación su mejor terapia.

"Como decimos nosotros acá en la liga de natación: 'hacemos patria a través del deporte'", dice Fabián, cuyo sueño ahora es representar a Colombia en los Juegos Paralímpicos. Es optimista. En el año y medio que lleva en la silla de ruedas dice que siempre ha mantenido la sonrisa. 

Los cuerpos de estos hombres son el reflejo de la crueldad del conflicto que azota Colombia. Una violencia que viene de cada una de las partes en combate. Y en medio está la población y jóvenes a los que se les trunca el sueño de conseguir una vida mejor.