Finge embarazo, compra una bebé y la rechaza por su color

Las féminas pactaron desde el embarazo 'el precio' de la menor, pero luego ambas la abandonaron.

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La policía rescató a una menor que fue vendida desde el vientre de su madre, y luego abandonada por su compradora y su progenitora. (Clarín)
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Gustavo Londeix/Agencia
Roma, Italia.- Es una historia de tres mujeres, dos de ellas miran, respiran, hablan y escuchan, pero no tienen corazón. La tercera no habla y deberá tener un corazón enorme en su vida para poder perdonar.

Era una mañana fría de febrero cuando las dos mujeres sin corazón se encontraron en Latina, una ciudad cercana a Roma. Nicoleta Tanase, una rumana de 25 años, lloraba cuando le entregó su beba, la tercera mujer de esta historia, a una italiana, Francesca Zorzo, de 35 años, publica el periódico El Clarín en su versión online.

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Envuelta en una mantita rosa, la beba pasaba de los brazos de su madre a los de una desconocida a cambio de 20 mil euros. Francesca ya tenía un hijo, pero su sueño era tener una hija y ante la imposibilidad física de lograrlo, ya que su esposo está en la cárcel por tráfico de drogas, urdió un plan B.

Así empezó la historia

Para empezar, algunos meses antes de ese febrero compró por Internet una panza de embarazada, de látex. En el barrio creyeron que Francesca estaba a la espera de su segundo hijo. Y corrieron los rumores ¿quién era el padre?

A ella no le importó. Siguió con su plan. Italia está viviendo un presente dramático con el tráfico de bebés. Últimamente apareció un fenómeno feroz, mujeres que llegan de África en las balsas como inmigrantes ilegales son violadas y obligadas a dar a luz a cambio de un puñado de billetes. Y luego el recién nacido es vendido por no menos de 15 mil euros. Los compradores abundan.

Cómo las descubrieron

Y esta venta se descubrió por pequeños detalles. La madre de la pequeña y la compradora de la beba se presentaron en el registro civil de Latina para saber cómo anotar a la beba nacida no en un hospital, sino en la casa de la rumana.

Les dieron una fecha para anotarla, pero la mujer no se presentó a la cita. Y en el registro civil sospecharon. Cuando pidió el turno, la madre no llevaba a su beba en brazos, sino la mujer que la acompañaba, Francesca.

Francesca Zorzo, al ser detenida. (Clarín)

El empleado del registro civil avisó a la Justicia. Y se dirigieron a la dirección que habían registrado, la de la falsa madre. Cuando la policía llegó a su casa, la Francesca dijo que no tenía consigo a la beba y cambió la versión, dijo que la había parido en un hospital de Anzio, otra ciudad cercana a Roma.

La policía fue a investigar. Médicos y enfermeras no se olvidaban de ese nacimiento ni de Nicoleta, la mamá rumana. En cuanto nació la pequeña dijo que no la quería. En el hospital apareció un hombre, Youssef Berrazzuk, un marroquí de 48 años que dijo ser el padre de la beba. Y se la llevó.

No era el padre. Era el tercer anillo del círculo delictuoso. Él ya había encontrado meses antes una compradora para la beba: Francesca. Pero surgió el peor de los problemas. En la casa de la italiana no estaba la beba, en la de la rumana tampoco, y en la del marroquí menos. ¿Dónde estaba la criatura?

Ninguno de los tres anillos del círculo abría boca. Y entró en acción el equipo de psicólogas de la justicia de Latina. Hablaron con las dos mujeres sin corazón y con el traficante de bebés. Y descubrieron el anillo débil. Era la rumana Nicoleta, quien contó el final de la historia.

La única persona que la cuido fue…

Al pasar unos días de la entrega y sin haber recibido el pago, Nicoleta fue a buscar a Francesca. Esta la recibió en su casa y no le dio los 20 mil euros, pero sí algo que no tiene precio: a la beba. No la quería más. Se dio cuenta que era negra y no podría explicar a la sociedad quien era el padre.

Nicoleta viajó a Roma y, como si fuera un paquete, dejó a la beba en manos del verdadero padre, un refugiado de Mali que tuvo con ella un breve romance.

La beba pasó a vivir en un departamento repleto de gente en Tor Vergata, uno de los barrios más degradados y peligrosos de Roma. La policía fue a buscarla. Y la encontró en excelente estado. La única mujer con corazón de esta historia estaba a salvo. Su padre la había cuidado con amor.

Los tres anillos delictivos de esta historia están presos desde hace tres días. La beba ahora está en manos de unas monjas en un convento. A la espera de su destino final. Si su verdadero padre, el inmigrante de Malí, la reconoce legalmente quedará en sus manos. Si no lo hace, la pequeña podrá ser adoptada por alguna familia.

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