Virginidad de María es un 'escándalo positivo': Papa

El libro de Benedicto XVI gira en torno a los acontecimientos clave en el nacimiento e infancia de Cristo.

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El Papa Benedicto XVI sostiene una copia de su nuevo libro " con el editor Paolo Mieli (i) y el cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Consejo Pontificio para la Cultura. (Agencias)
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Agencias
EL VATICANO.- En el marco de la presentación de su más reciente libro, “La infancia de Jesús”, el Papa Benedicto XVI aseguró que la virginidad de María no es un mito ni una característica alegórica, pero sí una cualidad que “provoca escándalo” al espíritu moderno.

El pontífice hizo estas consideraciones en su más reciente obra literaria, presentada este martes en El Vaticano y que saldrá a la venta en Italia este miércoles 21, para luego ser distribuida en 50 países de todas partes del mundo. dio a conocer Notimex.

De acuerdo al director de la Sala de Prensa del Vaticano, Federico Lombardi, ya están listas un millón de copias del texto –de 133 páginas- traducido en nueve idiomas, entre ellos italiano, inglés, francés, español, alemán, portugués, croato, catalán y polaco.

Agregó que ya se está trabajando en la traducción a otras 20 lenguas (entre las cuales destacan noruego, holandés, maltés, lituano, checo y coreano) para alcanzar la distribución en 72 países.

A lo largo de 132 páginas el Papa pasa revista a los acontecimientos clave no sólo de la infancia de Cristo sino también de los episodios ocurridos antes, iniciando en el capítulo I con la pregunta: “¿De dónde eres tú?”, interrogante sobre su origen y su misión.

A partir de allí el texto analiza el “Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista y del nacimiento de Jesús”, en el capítulo II, en el cual también se refiere al anuncio del ángel a la Virgen.

De allí pasa a reflexionar sobre el “Nacimiento de Jesús en Belén” (Capítulo III) y sobre “Los Magos de Oriente y la huida de Egipto” (Capítulo IV), con un epílogo dedicado a la presentación de “Jesús en el templo a los doce años”.

Según el pontífice existen dos momentos en los que la acción de Dios interviene directamente en el mundo material: el parto de la Virgen y la resurrección del sepulcro.

Ambos son un “escándalo” para el espíritu moderno porque a Dios se le permite actuar en el mundo de las ideas y los pensamientos, en la esfera espiritual, pero no en la materia. “Esto nos estorba. No es éste su lugar”, dijo.

El obispo de Roma recordó que no se pueden atribuir a Dios cosas absurdas, insensatas o en contraste con su creación, pero precisó que la virginidad de María no se trata de algo irracional e incoherente, sino precisamente de algo positivo.

“Pero sí que tiene ese poder, y con la concepción y la resurrección ha inaugurado una nueva creación. Así, como creador, es también nuestro redentor. Por eso el nacimiento de Jesús de la Virgen María es un elemento fundamental de nuestra fe y un signo luminoso de esperanza”, agregó.

Más adelante, en los capítulos III y IV reseña que “María envolvió al niño en pañales. Podemos imaginar sin sensiblería alguna con cuánto amor esperaba María su hora y preparaba el nacimiento de su hijo”.

En un pasaje más adelante aclaró que cuando a Cristo se le llama “primogénito” no se refiere a una numeración consecutiva, sino que indica su cualidad teológica y no tanto el hecho que haya tenido hermanos de sangre.

Sobre los magos señala que no eran únicamente astrónomos. “Eran sabios, representan el dinamismo inherente a las religiones de ir más allá de sí mismas; un dinamismo que es búsqueda de la verdad, la búsqueda del verdadero Dios”.

Respecto a la estrella que condujo a los reyes hasta Belén, Benedicto XVI estableció que parece ser un hecho constatado que se trataba de la gran conjunción entre Júpiter y Saturno en el signo de Picis, que se verificó entre los años 7-6 a.C.

Tras referirse a diversos episodios vividos por la familia de Jesús, como la huida a Egipto, el pontífice se cuestionó: “¿Es verdaderamente historia acaecida o sólo una meditación teológica expresada en forma de historias?”.

Y respondió citando al autor Klaus Berger: “hay que suponer, mientras no haya prueba en contra, que los evangelistas no pretenden engañar a sus lectores, sino narrarles los hechos históricos… Rechazar por mera sospecha la historicidad de esta narración va más allá de toda competencia inimaginable de los historiadores”.

“(Los evangelios) nos relatan la historia verdadera, que ha sido meditada e interpretada teológicamente, y de este modo nos ayuda a comprender más a fondo el misterio de Jesús”, insistió.

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