Extranjeros quieren llevarse el agua de México

La escasez no sólo está generando un nuevo negocio: las plantas desalinizadoras, sino que ha lanzado el debate sobre si se debe pagar por el 'exceso' en el consumo.

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De acuerdo con el Gobierno de México, en el país hay 35 millones de personas que padecen escasez de agua, por lo que ya se habla incluso de proyectos para desalinizar el agua de mar. Imagen del sistema Cutzmala, utilizada con fines únicamente ilustrativos. (Archivo/NTX)
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Agencias
MÉXICO, DF.- La falta de agua, sumada a otros factores como la rentabilidad, provocó en México un auge de los proyectos para instalar plantas "desaladoras" en zonas costeras del país.

La mayoría de los planes se han puesto en marcha en la desértica y semidesértica zona norte del país, donde empresas extranjeras especializadas en este sector han comenzado a ver áreas de oportunidad.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) informó que hay proyectos que superan los 700 millones de dólares y que las firmas que se disputan las inversiones son la española Inima de OHL, la estadounidense Consolidated Water's y la francesa Degremont.

En 2007 la construcción de una instalación en el centro balneario de Los Cabos inició el "boom" de las desaladoras.

Las ventajas de este tipo de proyectos llevaron inclusive a la petrolera gubernamental Petróleos Mexicanos (Pemex) a firmar un contrato con Degremont para financiar, diseñar, construir y operar una planta en Salinas Cruz, Oaxaca.

Otras licitaciones se han abierto en ciudades corteras del norte como Guaymas, La Paz y Tijuana.

Adrien Tieche, director comercial de Degremont México, afirmó que "México tiene un gran potencial de desalación por la cantidad de ciudades costeras y el estrés hídrico (sobrecarga de los mantos freáticos) en el norte del país".

"La Conagua está impulsando proyectos de construcción de desaladoras sin precedente en la historia del país", sostuvo.

El problema de la escasez del agua comienza a ser de tal magnitud que en algunos lugares ya se habla de cobrar el servicio tal como se hace con otros recursos naturales; al menos eso es lo que -según el diario británico The Guardian- se han planetado en California, EU.

La periodista Suzanne McGeeel contó al medio de comunicación inglés que hace unos días recibió un correo electrónico donde se le preguntaba si no creía que era el mejor momento para "comprar agua".

En México, ya se autorizó la construcción de una planta desalinizadora de agua de mar, en Salina Cruz, Oaxaca

La egoísta idea de buscar beneficios con este recurso en lugar de tratar de ofrecerla como servicio público la llevó a analizar las nuevas tendencias comerciales.

McGeeel señala que frente a esta tormenta mercantil que se avecina se encuentra Peter Brabeck, presidente de Nestlé, quien -recuerda- cree que los ciudadanos no tienen derecho más que al agua que necesitan para la mera "supervivencia", a menos que puedan darse el lujo —dice el empresario— de pagar por ella.

Según Brabeck, el planeta corre el riesgo de agotar el suministro mundial de agua dulce debido al consumo irresponsable e irreflexivo de un recurso aparentemente gratuito.

En ese sentido, la autora del artículo se pregunta "cuántos exuberantes campos de golf se riegan con millones de galones de agua en varias partes del mundo que son naturalmente áridas, como Arizona o el sur de California".

McGeeel lamenta toda una serie de mensajes contradictorios que algunos residentes de California están recibiendo, como el de no regar el césped durante las sequías.

Según opina la periodista, el presidente de Nestlé probablemente no sea el mejor abanderado para desarrollar una gestión responsable del agua, puesto que a medida que la sequía ha empeorado, la Nestlé Waters North Americas Inc (productora y distribuidora de numerosas marcas de agua) "no ha dejado de bombear agua de un acuífero en California".

McGeeel recuerda que con las tecnologías actuales ya es posible desarrollar formas para tratar las aguas residuales o la desalinización de agua para que sea potable.

"Un conjunto de firmas de capital privado está apoyando nuevas empresas en esta área y, a diferencia del negocio de agua embotellada, me parece una misión completamente apropiada", señala la periodista.

"Puedo aplaudir y compartir la preocupación de Brabeck sobre lo que está pasando con nuestras reservas de agua dulce, pero es necesario un poco de honestidad intelectual por parte de Nestlé", concluye.

El dato

(Información de actualidad.rt.com y Ansa Latina)

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