Las palabras… ¿se las lleva el viento?

Aurora Álvarez de Vega: Las palabras… ¿se las lleva el viento?.

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Parece que las palabras son sólo palabras, que no es importante lo que decimos porque se lo lleva el viento y el tiempo. Sin embargo, las palabras pueden llegar a hacer mucho daño, destruir relaciones, acabar con los sueños y la autoestima de otra persona y, en ocasiones, hasta de nosotros mismos. Por que las palabras son más permanentes y fuertes que lo que podría pensarse, por eso es importante elegirlas con cuidado y usarlas sobretodo para alabar, admirar y reconocer lo bueno que hay en los demás y en uno mismo.

Decía muy sabiamente el conejito Tambor en la película de Bambi: “si no tienes algo bueno que decir de los demás, es mejor callar”.

En ocasiones, escudados en que lo que decimos es verdad, nos atrevemos a criticar o a tratar de controlar a otros, pero en el fondo sólo podemos hablar desde nuestro punto de vista y eso no es siempre desde la verdad, así que, si nuestras palabras van a herir a la otra persona o van a limitarla, es mejor no expresarlas, sobre todo si no nos han pedido nuestra opinión.

Nosotros mismos somos lo que pensamos, y lo que pensamos son palabras, así que hay que cuidar mucho nuestro diálogo interno, qué nos decimos, por qué, si constantemente te dices que eres un perdedor, seguramente así te sientes. Si cada vez que planeas un sueño te dices que no vale la pena, nunca lo conseguirás, si te enfocas en lo positivo, tu mismo serás tu fuente de motivación y de inspiración.

Nuestro diálogo interior es aun más importante que el exterior por que nos define y nos limita, todos tenemos mucha cualidades y habilidades, concéntrate en ellas y siempre piensa que, si verdaderamente quieres algo y estas dispuesto a trabajar en ello, seguramente lo conseguirás; las realidades deben forjarse en tu interior, en tu pensamiento y en tus sueños para después poder materializarse.

En el dialogo exterior debemos también cuidar nuestras palabras, porque es la manera en que la gente puede conocer tu interior, quién eres y en qué piensas. Así que cuando hablas de otra persona y te expresas con envidia o con critica extrema, estás hablando mas de ti mismo que de la otra persona. No nos damos cuenta de cuánto revelamos de nosotros mismos, más aun cuando hablamos de alguien que no está presente, así que la próxima vez que estés dispuesto a criticar, recuerda cuán expuesto quedarás tu mismo al hacerlo.

Cuando hablamos, sobre todo con niños, tenemos su autoestima en nuestras manos. La imagen de sí mismos aún se está formando, en algunos adultos también, y lo que decimos puede marcar su camino. Si le ayudamos a ver sus puntos fuertes, sus habilidades, sus posibilidades… si con nuestras palabras le hacemos saber que todo sueño es posible si trabajas para conseguirlo, que la fuerza está en tu interior, ese niño crecerá para ser un adulto seguro. Pero si le decimos que es un torpe o un inútil, seguramente lo será.

Las palabras son muy fuertes, son armas que destruyen o cimientos que conforman la fuerza de tu interior. Utilízalas con sabiduría. En utilizarlas esta el saber cuando callar, por que puedes tener la razón o ser feliz pero casi nunca puedes tener las dos cosas, tu decides.

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