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Dicen que los valores que procuramos y practicamos a lo largo de nuestra vida están dotados de una biología que puede generar grandes impactos en la salud, el bienestar, la calidad de vida y la consciencia plena. Desde este parámetro la relación entre la ciencia y la conciencia es más estrecha de lo que podemos imaginar. Daniel Lumera, experto en Ciencias del Bienestar y Calidad de Vida, y la Dra. Inmaculata De Vivo, profesora en la Harvard Medical School, lograron reunir sus conocimientos, haciendo un puente entre Italia y Estados Unidos, para comprobar que ciertos comportamientos específicos inciden de forma decisiva en nuestro cuerpo.

“Existe una verdadera biología de los valores, se trata de una ciencia que mide el impacto de los comportamientos que practicamos a lo largo de nuestra vida (la gentileza, el optimismo, la gratitud, el perdón), hemos logrado comprobar que cultivarlos influye de modo positivo en nuestros telómeros, que son los biomarcadores de longevidad. El resultado arrojó que está científicamente comprobado que los valores son medicamentos naturales sumamente importantes para la calidad de nuestra vida, la salud y bienestar”, me dijo Daniel Lumera en la entrevista que tuve la oportunidad de realizarle.

Estos informes son resultado de un experimento ejecutado, a lo largo de cuatro años, a un grupo de mujeres, a quienes se les propuso practicar todos los días una pequeña meditación llamada Loving Kindness Meditation, el estudio demostró un positivo impacto genético en el estado de los telómeros de las participantes. Así fue como este par de expertos comprobó que las acciones bondadosas y positivas, practicadas de manera constante, brindan a nuestro ADN la posibilidad de regenerarse para vivir más y mejor. Toda su investigación la dejaron impresa en el libro “Biología de la gentileza”, un ejemplar que ha impactado de manera importante a sus lectores en Italia.

La aceptación social de estos conceptos dio como resultado un movimiento denominado “Italia gentil”, al cual se han unido más de 250 mil personas. Profesionistas, jóvenes y gente de todas las edades se han sumado a diversos proyectos, a través de los que promueven el valor de la gentileza, estos protocolos han llegado a muchos hospitales oncológicos, en los que la empatía ha sido excelente aliado en la relación entre los médicos y los pacientes.

Las escuelas de todos los niveles educativos no se han quedado atrás y han logrado organizar proyectos de gentileza entre alumnos y maestros. En los parques y espacios públicos se puede ver a grupos de apoyo, asociaciones y empresas apoyando con alimentos a los más vulnerables. El movimiento ha llegado también a las cárceles, donde algunos voluntarios han comprobado que, con un comportamiento gentil, han logrado disminuir la rabia y la violencia de los presos.

Me encantó la plática que tuve con Daniel Lumera, ya que en todo momento mostró un gran interés en destacar que ser gentiles con nosotros mismos y con los demás no es sólo una cuestión biológica de salud, bienestar y longevidad, sino también una estrategia evolutiva útil para la supervivencia de todo el género humano.

Entonces, queda aquí la invitación para que practiques más a menudo valores como la gentileza, el optimismo, la gratitud y el perdón, además de vivir más y mejor, serás parte de este maravilloso movimiento mundial. 

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