Entre alertas y Harvey, la simbiosis y el karma

Faltará ahora ver el tiempo que lleva la recuperación de la infraestructura de comunicaciones en Estados Unidos.

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Estados Unidos ha logrado –indirectamente– lo que al parecer era su objetivo: afectar el flujo turístico hacia México; aunque desgraciadamente para aquel país la causa no fue la alerta emitida la semana anterior, sino el azote del huracán Harvey en su parte sureste. Pareciera una lección de karma, pues el daño para sus costas, infraestructura y economía en general fue mucho mayor. Pero impacto hacia México sí hay.

Medios nacionales y peninsulares destacan que, debido a Harvey, entre el sábado 26 y el lunes 29 de agosto, 22 vuelos redondos han sido cancelados hacia Cancún, principal destino turístico del país y Latinoamérica, pero además hasta ahora han sido cancelados dos cruceros que llegarían a Cozumel y cuyo punto de partida era el puerto de Galveston, en Texas, también afectado por el huracán categoría cuatro que azotó el vecino país del norte.

En contraparte, también aerolíneas mexicanas han cancelado vuelos hacia Houston por lo que resta del mes, pues el impacto del meteoro fue en Texas y Georgia; ahora bien, el impacto no es menor, pues el vicepresidente de la Asociación de Hoteles de Cancún y Puerto Morelos, Francisco Jorge Sena, explicó que el turismo de esa región representa más del 20 por ciento de turistas que llegan de Estados Unidos, por lo que se espera un trimestre complicado.

Todo lo anterior demuestra que la industria turística, principal motor de la economía quintanarroense y que representa además el 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de México, tiene fortalezas como para resistir las alertas como el que actualizó la semana pasada el gobierno de Estados Unidos, pero también enormes debilidades, como cuando la infraestructura de los países origen de los visitantes es afectada. Si acaso fuera consuelo, muestra también que, más que efectos aislados sólo en México, el turismo es una relación simbiótica en la que todos los involucrados tienen afectaciones si una de las partes tiene problemas.

Faltará ahora ver el tiempo que lleva la recuperación de la infraestructura de comunicaciones en Estados Unidos, pero la lección para ambos países –más para Estados Unidos y Donald Trump, su obstinado presidente– es que en los sistemas económicos es que no se pueden

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