Cancunenses, felices por el puente vacacional

Las familias visitaron las playas, el parque Kabah, centros comerciales, entre otros lugares de este destino turístico.

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Las familias disfrutaron de las playas de Puerto Juárez. (Jesús Tijerina/SIPSE)
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Teresa Pérez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Familias enteras salieron a disfrutar este lunes de puente. La playa, el parque y los centros comerciales fueron sus destinos. Desde muy temprano la familia Cen Gutiérrez llegó al parque ecológico de Kabah para hacer ejercicio. Los niños Marcos y Daniel llegaron con sus bicicletas para recorrer el parque. Una manada de coatíes paseaba por los juegos infantiles. Los niños divertidos subían al puente colgante para verlos pasar.

Más de 30 familias llegaron a jugar con sus hijos y a caminar por las veredas del bosque. Personal de mantenimiento limpiaba un estanque. Las tortugas, las carpas y tilapias nadaban al fondo tratando de permanecer en el agua.

La pequeña Paulina, saltaba efusiva en las piernas de su papá. Escuchaba el trinar de los pájaros y producía en ella una emoción que desbordaba a carcajadas. Rogelio Cen disfrutaba de su pequeña. Le causaba gracia que gritara en cada sonido que emitían las aves.

El lunes parecía domingo. Cada familia tenía un solo propósito. Disfrutar hasta que cayera la noche el último día de puente. Los niños se columpiaban, subían al puente colgante. Andaban en bicicleta o simplemente explorando entre las plantas.

Mayra y Graciela Ruvalcaba, originarias de Tamaulipas, tomaron la decisión de llevar a sus hijos al parque para que tuvieran contacto con la naturaleza. “A ellos les gusta mucho ver a los coatíes pasar. Admiran cómo andan en grupos. Es raro que veas a un coatí solo. Eso les encanta a mis hijos, expresó Mayra Ruvalcaba. “Vivir en Cancún es el paraíso. Mirar la naturaleza, los niños exploran y crecen amándola, en otra ciudad imposible”.

Pero las familias cancunenses también prefirieron las playas para pasar el último día de puente. En la parada del crucero el transporte que llevaba a Puerto Juárez no daba abasto su servicio. Eran las 15 horas, el sol en su apogeo y familias continuaban llegando para irse unas horas a darse su chapuzón en el mar.

No faltó el grupo de norteños quienes con todo guitarra y acordeón subieron al transporte para trasladarse a la zona de restaurantes de Playa del Niño. En el trayecto ensayaban su repertorio. “Bonita finca de adobe, puerta de encino y mesquite, cuídame bien mis amores, no dejes que me los quiten”. Las familias animosas hacían de su día el mejor. Los niños aplaudían a los músicos hasta que pidieron al chofer la bajada.

Al llegar a Playa del Niño, los infantes gritaban gustosos a su papá para que volteara a ver el mar. El más pequeño de apenas un año, señalaba con su diminuto dedo hacia el mar. Su carita estaba asombrada. Sus ojos no podían creer la inmensidad del mar.

La familia Hernández Cota tiene cuatro hijos. Un matrimonio joven con ocho años de vivir juntos, trataban a sus posibilidades, darles un día de alegría. Laura y Juan se conocieron en Cancún. Ella de Oaxaca, él de Chiapas. Se enamoraron en esta su playa. Me gustaba venir a refrescarme a esta playa, dijo Laura. “Un día Juan se me acercó y comenzamos a ser amigos. Ahora sigo agradeciendo a Dios que me diera un buen esposo”.

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