En estos tiempos criticar al ex gobernador Roberto Borge es la marca de la casa, exponiendo sus excesos y golpes autoritarios tan viscerales. Pero ese pasado tan certeramente condenado tiene que serlo cuando se manifiesta ahora con una ofensiva destinada a amedrentar a uno de nuestros compañeros – mi amigo Paco Acosta–, enviando un correo con ántrax a todo el gremio periodístico.

La Fiscalía General del Estado, cuyo titular es Miguel Angel Pech Cen, es fuente de este ataque tan insensato que debe ser investigado y sancionado por salud pública, ya que es absurdo que nuestros policías ministeriales sean destinados a vigilar periodistas para dejarles el mensajito, mientras dejan sueltos a los delincuentes que hacen de las suyas sin la menor presión, incluso apapachados.

La agresión desprendida de nuestra Fiscalía es un mensaje recibido por nuestro gremio y va más allá de los dominios de Novedades, ya que no podemos permitir este tipo de amenazas de una autoridad encargada de procurar justicia y que decidió empuñar las armas de los criminales que van ganando la partida incluso en Quintana Roo.

En estos momentos el gobierno del estado barniza una ley para la protección de defensores de derechos humanos y periodistas, y es absurdo que nuestro gremio sea puesto en guardia por nuestra Fiscalía General convertida en un llanero solitario perverso y cuyo viraje de 180 grados nos obliga a vigilar a otros agresores, no menos peligrosos por tener la cobija de la ley.

Pero además los altos mandos de la Fiscalía deben comprender que participan en el primero gobierno no priista, con integrantes del PAN y del PRD que lamentablemente no han estado a la altura del desafío que les cayó del cielo.

Nuestro gremio no ha sido ejemplo de unidad, pero encabezo la agrupación periodística más sólida: Periodistas del Caribe A.C., atenta al curso de los acontecimientos y que no toma como un asunto intrascendente la amenaza lanzada contra Paco Acosta, quien combina su cargo directivo en Novedades con un oficio de columnista excepcional.

Agredir como lo hicieron los elementos de la Fiscalía General es un recurso infame que nos deja una dolorosa lección que no hay que echar en saco roto: hay estilos que no se agotan en un período de gobierno, y su “plumaje es de esos”.