Atentan contra los libros en Chetumal

La burocracia chetumaleña ha atentado en los últimos años contra el vigor cultural de nuestra capital...

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La burocracia chetumaleña ha atentado en los últimos años contra el vigor cultural de nuestra capital, y los efectos se han manifestado con mayor furia en los libros, clausurando bibliotecas y despreciado librerías como Educal, destinada a un cuchitril en un Museo de la Cultura Maya que conoció mejores momentos.

Nada justifica el maltrato a una librería como Educal, cuyo aterrizaje a principios de 2000 fue saludado por un bloque de chetumaleños adictos a las novedades editoriales. Por ello indigna la ignorancia de una burocracia cultural que ha dejado en el desamparo a nuestra capital.

Como muchos recuerdan, la biblioteca Javier Rojo Gómez fue malherida por una brava tormenta que azotó el 17 de octubre de 2015; desde entonces este espacio permanece bajo llave, privando a los chetumaleños de un espacio muy querido por miles de niños que en el parpadeo de los días hoy son abuelos con sus morrales de achaques.

El nulo mantenimiento dejó en muy malas condiciones a nuestra biblioteca, un espacio que debe ser preservado en ciudades y rancherías. Lo de menos es echarle toda la culpa a la alta burocracia borgista, sobre todo al ex secretario de Educación y Cultura, José Alberto Alonso Ovando.

                                       ¿Y la librería del Fonágora?

El comerciante Juan Xacur Maiza poseía la librería del Fonágora en la deliciosa avenida de los Héroes; era propiedad del gobierno del estado y en sus dominios el pintor mexicano Federico Silva parió en 1959 un mural bellísimo: “Regresión y Progreso”. El deterioro de la obra obligó al gobernador Joaquín Hendricks a desalojar a Xacur, pero el gobierno del estado mantiene en el abandono ese espacio transformado pomposamente en Poliforum Cultural Rafael E. Melgar. Como el perro del hortelano, ya que al final del camino el gobierno del estado le dio el tiro de gracia a ese espacio que había rescatado en tiempos de Hendricks.

Si el gobierno del estado desperdicia el Poliforum de la avenida de los Héroes, ese espacio es idóneo para la librería Educal que fue escondida como vergonzante lunar, pisoteando un convenio entre los gobiernos federal y estatal suscrito a principios del gobierno de Joaquín Hendricks, cuando la cultura no era botín de torpes burócratas.

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