Itzel Chan/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- La tala de casuarinas se ha convertido en una necesidad, principalmente, en Áreas Naturales Protegidas (ANP), y ahora en las zonas de influencia de Manglares de Nichupté, por lo que involucrados en el programa de erradicación buscan darle un uso a esta madera. 

El programa de erradicación de especies invasoras obtuvo relevancia desde hace casi dos años, cuando especialistas dieron a conocer la importancia de por qué extraer la especie también  llamada “Pino de los Tontos”. 

Desde entonces, diferentes instancias han colaborado para talar estos árboles, que dentro de sus efectos se incluyen las pérdidas de hasta 20 metros de playa cuando se encuentran en la orilla de la costa, además que desplaza a especies de la región, pues les roba nutrientes.

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Sin embargo, aunque las campañas de tala han sido difundidas, hasta el momento no se ha detectado una oportunidad de aprovechamiento. 

“La madera no sirve para mucho, es decir, no es aprovechable para la carpintería o artesanías, tiene muchos nudos y poca densidad. El uso que estamos previendo es como combustible, aunque el asunto es sacarla de los sitios”, comentó Patricia Santos González, directora de Manglares de Nichupté.

Algunas de las personas que participan en la tala, solicitan el permiso para extraerla para realizar sillas y bancos, mientras que en sitios de Cozumel es usada para armar pasamanos y detalles en muelles en algunas ANP.

A pesar de que en zonas del Estado se han detectado este árbol, que al talarlo dejará grandes cantidades de madera por un corto período, no es una herramienta que se pueda ofertar a gran escala, porque la intención no es producirla como el caso de otras, y su calidad es muy baja, de acuerdo con Rafael León Negrete, gerente estatal de la Comisión Nacional Forestal (Conafor). En una hectárea de Manglares de Nichupté ya fue erradicada por completo esta especie.