Sería de inconmensurable hipocresía pretender que el balance político en una asamblea popular, cuando se da a favor del gobierno, no se tradujera en benevolencia hacia los correligionarios, que en este caso no son panistas, perredistas o de otros signos, sino joaquinistas, que ahora ejercen la plancha sobre rivales hábilmente dominados desde la conformación de la XV Legislatura de Quintana Roo.

A quien ahora venga a rasgarse las vestiduras ante el trato más o menos aterciopelado que brindan los tribunos quintanarroenses a los integrantes del gabinete les diríamos no solamente que así funcionan todas las democracias parlamentarias del mundo, sino que, en contraste con las prácticas legislativas de 14 congresos precedentes, ahora por lo menos se han dado algunos cuestionamientos que han hecho ver algo mal a los comparecientes sometidos más al fuego amigo que al opositor.

Imagínese el lector: la oposición en esta legislatura la encabeza el mismo que contribuyó, a fuer de ineptitud, a que el PRI, que en el papel había logrado mayoría con sus aliados y habría encabezado un congreso contrario al gobernador Carlos Joaquín González, se dejó arrebatar el mandado mientras soñaba con presidir la Gran Comisión y ahora está tronándose los dedos ente la amenaza de que el presupuesto del partido que también “lidera” se le haga chiquitito luego de los jaloneos posteriores a los terremotos que eliminarían la ubre que tiene para él solito: Raymundo King de la Rosa.

No se han ido limpios, por cierto, los altos funcionarios llamados a comparecer en ocasión de la glosa del primer informe de gobierno de Carlos Joaquín. Se podrá decir que en particular a las secretarias de Educación y Salud y al oficial mayor de antemano no había ni cómo ayudarles, pero no podemos tener memoria tan corta como para no reconocer que las legislaturas anteriores, fieles a sus gobernadores priistas, fueron tan obsequiosas que con frecuencia hicieron como que la virgen les hablaba para ocultar trapacerías tan brutales como las que en esta era salieron a la luz y tienen a Roberto Borge Angulo encarcelado en Panamá en espera de ser extraditado a México.

En muchas democracias contemporáneas, incluyendo a las más señeras como la italiana o la británica, los gobiernos se forman en base a mayorías, coaliciones y acuerdos entre las fuerzas políticas en los congresos, lo que en principio, si no hay factores que alteren esos balances, garantiza la gobernabilidad, o sea: la posibilidad de que el jefe de la administración pública tenga el apoyo del parlamento.

Claro: nuestra gazmoñería y pomposos principios republicanos, que no son más que imposturas, hacen que unos pocos despistados esperen ver rodar cabezas en las comparecencias a pesar de que el gobernador cuenta con un Poder Legislativo favorable, para colmo con una oposición blandengue.

Allá ellos y su País de las Maravillas.