Crece índice de embarazos en adolescentes

Hay falta de interés por los métodos anticonceptivos y la planificación familiar.

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Ser padres es una gran responsabilidad, una de ellas es registrar a los hijos. (Jesús Tijerina/SIPSE)
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Abigail Becerra/SIPSE
CANCÚN, Q.Roo.- En una avenida recientemente pavimentada y visiblemente limpia en la periferia de Benito Juárez, colindante con el ejido de Isla Mujeres, se encuentra el Centro de Salud número 12 de la Secretaría de Salud.

Una unidad aparentemente de nueva creación que aún conserva en perfectas condiciones sus estructuras y mobiliario, donde acuden al día hasta 150 personas, en su mayoría mujeres, para tratarse algunos padecimientos virales y bacterianos. Sin embargo, pocas son las personas que preguntan sobre planificación familiar o el uso de métodos anticonceptivos.

En esta unidad médica pública se atienden a más adolescentes embarazadas entre 14 y 18 años. Sentadas en las bancas, cuatro jóvenes embarazadas esperaban ser atendidas; sus facciones revelan que no exceden la mayoría de edad; en algunos meses conocerán a sus bebés, fruto posiblemente del amor, pero también de la falta de información.

Entre cuatro y cinco casos de adolescentes embarazadas por primera vez llegan en busca de atención médica, donde son canalizadas para abrir el expediente e iniciar con el seguimiento de atención prenatal, pero son 15 las atenciones por embarazos subsecuentes atendidos en el mismo período.

Anotar la información de las menores es una tarea frecuente entre las personas que ahí trabajan. Importante escribir el peso, talla, alimentación, signos de alarma y, sobre todo, tiempo de gestación, ya que la mayoría acude cuando su embarazo inicia o está por finalizar el segundo trimestre gestacional, explicó José Lorenzo Faisal Blanco, director de la dependencia.

La labor más ardua -asegura el galeno- es predecir la vida del embrión con la escasa información que brindan las jóvenes madres, ya que al no conocer los ciclos de su propio cuerpo, desconocen el momento en que concibieron hasta que los síntomas las delatan ante sus familiares, o ellas mismas tienen la sospecha, la cual confirman con una palpación o un estudio de ultrasonido pélvico.

El área de medicina preventiva mantiene sus bitácoras en blanco, no porque los responsables olviden hacer sus anotaciones, sino porque nadie acude a solicitarlos.

En una comunidad donde dominan los usos y costumbres, no hay cabida para la prevención de los embarazos prematuros, y ver niñas que cuidan de bebés es habitual, como Ana Dzul Tum, quien acompañada de su madre, acudió a su primer cita para valorar su salud y la de su bebé.

Para ella fue una sorpresa grata saber que espera la llegada de su primer hijo aunque no tenga el apoyo de su pareja; el único temor que la invade es que no se desarrolle adecuadamente o tenga complicaciones cuando nazca.

Abandonará el tercer grado de secundaria para dedicarse al 100% a su primogénito, como lo ordenó su madre, quien la tuvo a ella casi a la misma edad.

Para Faisal Blanco, es difícil luchar contra ideologías fuertemente arraigadas, donde permean incluso dentro de los recintos escolares, puesto que en aquella colonia popular, está casi prohibido repartir preservativos para disminuir la incidencia de embarazos, debido a que los mismos padres lo prohíben.

Sin un método de salud preventiva y planificación familiar, jóvenes adolescentes repetirán la experiencia de convertirse en madres antes de llegar a la mayoría de edad, como se observa a diario en el Hospital General “Jesús Kumate Rodríguez”.

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