Guía para sobrevivir a: The Purge

El libreto explota la trama de siempre, personas inocentes huyendo de los psicópatas que aprovechan la purga.

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Los efectos especiales y el diseño de producción son atractivos y cumplen con su cometido la mayor parte del tiempo. (Contexto/Internet)
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Por Rafael R. Deustúa

Hace tres años James DeMonaco presentó un filme de nulo presupuesto con un guión que apenas era un pretexto para mostrar violencia desquiciada en pantalla... pero un pretexto muy bueno que le permitió dos secuelas, la última con el buen tino de aprovechar las elecciones en Estados Unidos para promocionarse y provocar más comentarios de los que la película merece.

El libreto explota la trama de siempre, personas inocentes huyendo de los psicópatas que aprovechan la purga -noche anual en que se anulan las leyes penales permitiendo todo crímen- para desfogar sus bajos instintos, pero le añade el tema político aprovechando su estreno en año electoral: La senadora Charlie Roan -Elizabeth Mitchell-, candidata presidencial que desea acabar con la purga es blanco de grupos neonazis que el corrupto gobierno envía para eliminarla. Tras un atentado queda expuesta y ahora debe sobrevivir sola y con su guardaespaldas herido -Frank Grillo-.

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El personaje de la senadora es lo único nuevo en el universo de “La purga” y queda en el espectador decidir si toma las alusiones políticas o no. Si elige seguirlas lo más seguro es que tenga una mala experiencia pues implica pensar una película dedicada a explotar el atractivo animal de ver sangre y violencia -irónicamente la cinta critica la razón de su éxito-.

En caso de que vea la cinta por lo que es: una fantasía de horror como “Viernes 13” tendrá un filme absurdo, violento y ridículamente cómico con pintas de surrealismo.

El director cuenta su historia con el desenfado que hizo agradable las cintas anteriores, pues no parece que se tome en serio a sí mismo ni a su filme o personajes. Explota todos los clichés posibles y no se preocupa por mantener la coherencia. El descaro con que lo hace es lo que le da carisma a “Doce horas para sobrevivir: Día de elección”.

Las actuaciones son también muy básicas, acartonadas incluso, pero no se requiere más en un filme así. De hecho una buena actuación sería desperdicio.

Los efectos especiales y el diseño de producción son atractivos y cumplen con su cometido la mayor parte del tiempo.

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