|
Daniel Radcliffe trata de compensar con un personaje demasiado calmo. (Contexto/Internet)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Por Rafael R. Deustúa

Por enésima vez un grupo de cineastas decidió que urgía “actualizar” la historia de “Frankenstein”, así que gastaron un enorme presupuesto en actores taquilleros, efectos especiales, dirección de arte y publicidad, incluso pagaron por un guión, pero nadie se molestó en leer la novela, lo cual quizá le habría dado vida propia a la película.

Víctor Frankenstein, un joven médico obsesionado con dar vida a cadáveres, encuentra a su ayudante ideal en Igor, un cirujano autodidacta al que rescata de un circo y quién tratará de convertirse en su conciencia cuando trate de imitar a Dios.

También te puede interesar: Katniss Everdeen se despide de los Juegos del Hambre

El problema de éste libreto es que parece el resultado de jugar “teléfono descompuesto” con la historia original de Mary Shelley, pues quedan pocos elementos y son distorsionados. De hecho los elementos humanistas que daban valor a la novela e incluso a la película de 1931 aquí son opacados por efectos especiales y una dirección histérica. 

Paul McGuigan, director de varios capítulos de la serie “Sherlock” imita ése formato y además da un dinamismo visual calcado de Guy Ritchie, por lo que parece que vemos una imitación de la películas de Sherlock Holmes de Robert Downey Jr., pero sin la gracia de ése actor. Aunque logra algunos buenos momentos, los que deberían de ser los culminantes se diluyen entre la saturación de imágenes.

La histeria del director parece contagiarse a James McAvoy, quién presenta un histérico Víctor Frankenstein quien parece sufrir una sobredosis de cocaína permanente, sin embargo su personaje es atractivo a pesar de lo sobreactuado. Daniel Radcliffe trata de compensar con un personaje demasiado calmo, pero sólo realza la imitación de Holmes y Watson.

Quedan los efectos especiales, de muy buena factura, pero sobretodo la dirección de arte, que es muy bien cuidada –salvo en el monstruo, cuando por fin aparece-.

La fotografía también se luce en muy buenos encuadres y respalda la atmósfera gótica, sobretodo al inicio del filme, antes de que muera la lógica… luego de eso sólo ayuda a que la acción se vea bien.

“Víctor Frankenstein” termina siendo un montón de elementos fílmicos pegados que por separado son de buena calidad pero a los que McGuigan fue incapaz de dar vida.

Lo más leído

skeleton





skeleton