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Por Rafael R. Deustúa

Imagine un helado de su sabor favorito, tiene todas las cualidades que conoce y le gusta por que sabe perfectamente qué esperar de él, aunque su calidad puede variar según quién lo fabrique, suponga que prueba uno hecho por un gran maestro artesano de los helados, es casi una obra de arte pero no deja de ser un simple helado... así es “Dr. Strange”, una delicia de película para quién le gusten los helados sabor a Marvel, pero si prefiere otro sabor o no le gustan los helados ya está advertido.

Tras un desastroso accidente en auto un genial y egocéntrico neurocirujano ve sus manos y carrera destruídas, obsesionado con una cura pierde toda su fortuna y la desesperación le lleva al Himalaya donde espera que la medicina alternativa arregle lo que la ciencia no pudo. Sin embargo nada es como esperaba, pues a pesar de su escepticismo la magia existe, pero sólo le da dos opciones: curar sus manos o salvar al planeta.

Un libreto ameno, directo, dinámico y terriblemente divertido es lo que nos presentaron Jon Spaihts, Scott Derrickson (también director del filme) y Robert Cargill con el personaje creado por Steve Ditko -quién no aparece en el filme aunque Stan Lee sí-. Lograron un extraordinario balance sobretodo para explicar el cómo “funciona” la magia y cual es su lugar en la Tierra y el universo Marvel.

A su vez, Derrickson, mejor conocido en películas de terror, muestra versatilidad al desarrollar éste filme con gran equilibrio entre los diferentes elementos que hacen una película. Permite que cada segmento, ya sea actuaciones, efectos especiales, música, edición, dirección de arte o fotografía brille por sí mismo, sin ser opacado por los demás, como suele ocurrir en los filmes de acción. Tan sólo por lograr ése balance ya destaca su trabajo.

En las actuaciones el único problema, y ni siquiera es mayor, lo tiene Benedict Cumberbatch cuando al principio del filme su personaje es demasiado parecido a Gregory House -de la serie de TV House M.D.-, pero considerando que ambos son genios ególatras e insensibles, no es raro ver parecidos. El resto del reparto se mantiene a la par de Cumberbatch, independientemente del tamaño de su personaje, Rachel McAdams, Chiwetel Ejiofor, Benjamin Bratt, Tilda Swinton Benedict Wong y Mads Mikkelsen, todos hacen un gran trabajo.

Como siempre en los filmes de Marvel Studios, los efectos especiales son extraordinarios, tanto en lo visual como lo auditivo y ahora añadieron una nueva dimensión al jugar con la gravedad.

Una gran película cuyo único defecto es, según el gusto, opacar a Capitán América y Los Vengadores.

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