‘El bienestar de los demás como prioridad’

“Si para vivir lo vivido tuve que sufrir lo que he sufrido, me doy por bien servido”

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Armando Jesús Góngora Campos es pionero de Cancún. (Rubí Velázquez/SIPSE)
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Rubí Velázquez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- “Pude haberlo tenido todo, sin embargo sólo tengo la satisfacción de que ayudé siempre a los demás y con eso me quedo”, es lo que dijo con voz gruesa y a punto de que cayeran dos lágrimas de sus mejillas, Armando Jesús Góngora Campos, comerciante de profesión y pionero de Cancún, para quien lo principal siempre fue trabajar para su familia y ayudar a quien lo necesitara.

Sin embargo, afirmó que la riqueza más grande que tiene es su esposa María Enriqueta Duarte Cervantes, con quien lleva casado 55 años y quien es y será siempre el amor de su vida, al igual que sus seis hijos, por lo que menciona estar satisfecho con lo vivido.

Si para vivir lo vivido tuve que sufrir lo que he sufrido, me doy por bien servido”, fue lo comentado por el hombre de 75 años de edad, quien recargado en su comedor de madera sobre el que se encontraban cinco álbumes fotográficos con forros en piel y que contenían evidencia de cómo era este paraíso en sus inicios.

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El vendedor ambulante originario de Yucatán, quien llegó a Cancún con una mano adelante y otra atrás, cargado únicamente de esperanza, actualmente escribe las memorias de los inicios de Cancún hace 44 años cuando él llegó, ya que considera que “las personas tienen derecho a saber lo que me dio la vida”.

“Todos somos pioneros, ya que siendo un lugar relativamente joven, cada uno de nosotros tendrá una historia que contar en este sitio que recibe con los brazos abiertos”, es con esta frase que da comienzo a su relato Góngora Campos. 

Su encuentro con el paraíso maya

“Desde su interpretación, la palabra Cancún es relacionada con las frases: nido de víboras o la olla de oro”, esta última es la que yo vine a buscar.

La necesidad de un mejor porvenir para su familia, es lo que lo impulsó a que en 1971, luego de los consejos de familiares que se habían asentado en la zona y que habitaban en una palapa modesta, él viajara a Cancún para desenvolverse como vendedor, oficio que desempeñó desde niño y brindó sustento a su hogar.

“Desde su interpretación, la palabra Cancún es relacionada con las frases: nido de víboras o la olla de oro”.

“No había casas, ni edificios, sólo habían culebras, monos y mucha arena”, es lo expresado por el hombre, al recalcar que era realmente frustrante pensar que los que lo motivaron a llegar, lo habían engañado, sin embargo decidió no desistir y enfocarse en sacar adelante la actividad.

Poco a poco la labor de venta dio frutos entre los trabajadores de la construcción, quienes laboraban en las obras que forman ahora el Cancún que conocemos y que en su mayoría provenían de poblados alejados de Yucatán.

“A pesar de que existía un producto estrella que eran los relojes, yo vendía y compraba de todo, siempre hay alguien que necesita de algo”.

Con una mueca que simulaba una sonrisa, explicó el pionero a Novedades Quintana Roo, que no se trata de tener lo más novedoso o eficiente, sino que lo realmente importante es saber vender el producto sin importar si es útil o no y que para ello se requiere de seguridad, facilidad de palabra y el don del convencimiento, aspectos que no cualquier persona tiene.

Cosecha el fruto de su trabajo

Gracias a ese talento nato, en poco tiempo logró colocarse como secretario general de la Federación de Locatarios, creada por los comerciantes que inauguraron el primer mercado de Cancún, ubicado en donde actualmente se encuentra bomberos en la Supermanzana 1 y que llevó por nombre Mercado 23, y que después dio paso a que se formara el Mercado 28 y el 5, mismo que lleva por nombre hoy en día Kiwik.

Hasta me sentí torero”, es lo dicho por el vendedor, al recordar que con la propuesta; “no se pagaran cuotas”, es que logró salir en hombros en más de una ocasión y quedarse por 23 años consecutivos en el cargo antes mencionado.

En todo momento peleó por los derechos de los comerciantes, obteniendo en primera instancia que les entregaran 100 terrenos y tiempo después que le fueran vendidos a bajo costo por parte del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), otros 100 espacios para completar las 200 familias de agremiados.

“En la primera ocasión, no fui uno de los 100 seleccionados y en el segundo reparto de lotes, no obtuve alguno que quedara en avenida”, eso es una muestra según comentarios de Góngora Campos, de que el ser secretario del sector no significó jamás privilegios, ya que considera que en todo momento tuvo un desempeño íntegro.

“Los dueños de los lotes en avenidas principales, ahora son empresarios, mientras que yo por mi parte, preferí trabajar en beneficio de otros, pero de igual forma soy feliz”. 

Contribución con la sociedad

Preocupado por los problemas que aquejan al lugar, entre estos el que los padres al verse con necesidades, enviar a sus hijos a trabajar a la calle sin medir los riesgos, por ello y por cuestiones de esta índole, es que levanta la voz siempre intentando que su opinión sea escuchada.

“No he conseguido disminuir estos casos, si embargo aún me falta por hacer en beneficio de los de menos de edad”, dijo el pionero.

“Por otro lado, otro ejemplo de lucha es sobre el medio ambiente, por lo que se deben tomar medidas inmediatas para reponer el oxígeno que se ha perdido con la tala de árboles, ya que de no ser así, dentro de unos años lo vamos a lamentar”.

“No he conseguido disminuir estos casos, si embargo aún me falta por hacer en beneficio de los de menos de edad”.

Somos humanos y cometemos errores, pero lo importante es aprender de ellos”, fueron las palabras del ex secretario de locatarios, al recordar que de no ser por el Grupo de Alcohólicos Anónimos, tal vez ahora no se sentiría pleno.

“Que equivocado estuve por pensar que esas personas humildes que acudían a sesionar, no tenían nada que enseñarme y como poder ayudarme, ya que se convirtieron en parte de mi familia”.

Bajo la lente de la familia

Un ejemplo a seguir”, eso es lo que es Armando Jesús Góngora Campos para su hija Irma Guadalupe Góngora Duarte, quien relató que jamás olvidará cuando llegó con su familia a su hogar, ubicado en la Supermanzana 24, ya que su padre dijo madre: “esta es tu casa”.

Asimismo recordó que para los primeros carnavales organizados por la Federación de Locatarios, el parque frente a su casa era el escenario de los ensayos, además de que con la promoción del evento, difundida en medios, Cancún tuvo la difusión y promoción necesaria para que comenzaran los inicios de lugar turístico que actualmente es el paraíso maya.

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