Encienden la "luz amarilla" casos de bullying en Cancún

Médicos advierten que de no atenderse a tiempo podría desembocar en lesiones, daños psicológicos y hasta el suicidio.

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Abigail Becerra/SIPSE

CANCÚN, Q. Roo.- Doctores temen que las consultas en el área de atención médica continua de clínicas y urgencias en hospitales, tengan una alta relación con casos de bullying que, de no detectarse a tiempo por padres o maestros, puedan desembocar en lesiones más severas, daños psicológicos y hasta suicidio.J. L. A., de 17 años, hasta hace tres años era sometido por sus compañeros a fuertes actos de violencia, tanto física como emocional. Su aspecto físico “diferente” a los de sus compañeros de la escuela secundaria particular a la que asistía, era motivo suficiente para ser víctima de los abusos, discriminación, burlas e infinidad de motes ideados por sus agresores.

 
M. L. A., madre soltera y única proveedora del chico, tuvo la idea de inscribirlo a una escuela de jóvenes “bonitos”, adjetivo con el que J. describió a sus compañeros de clase, jóvenes con rasgos finos, cabellos rubios o castaños, ojos claros y complexión estilizada, era el común denominador de los estudiantes, aspectos físicos que contrastaron con su apariencia.
 
Este sin duda fue el principal motivo para que no lo aceptarandentro por sus “compañeros” del plantel. Muchos le pidieron su cambio a otra escuela desde el inicio porque “no combinaba” con el resto de los estudiantes; sin embargo, su madre, al tener la oportunidad de brindarle la mejor educación a su hijo y considerar que el colegio donde asistía reunía sus expectativas, hizo caso omiso de la angustia que vivía a diario el chico.Un día, tras recibir una golpiza, J.L.A. ingresó al hospital. 
 
Fue llevado por dos maestros al nosocomio que brinda los servicios médicos al colegio y por lo que la madre pagó a inicios del año. Un astillamiento de costilla y lesiones en todo el cuerpo fue producto de la agresión sufrida antes de finalizar el último grado de nivel básico, según el médico en turno, tras haber dejado su antigua escuela y amigos de Campeche para mudarse a Cancún, debidoa una excelente oportunidad de trabajo de su progenitora.
 
No hubo palabras que convencieran del cambio de escuela a su mamá, pero los golpes con los que vio marcado a su hijo, la hicieron desistir de su ideal. 
 
Ahora el adolescente está cursando el segundo grado de preparatoria en una escuela particular, donde ha podido hacer amigos, además de continuar con el soporte psicológico, junto con una disciplina de artes marciales, que le han permitido recuperar gradualmente la seguridad en sí mismo. Médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Benito Juárez, ante la creciente problemática del acoso escolar, también conocido como bullying, han encendido la “luz amarilla”, para invitar a los padres de familia y maestros a detectar el maltrato en el menor.
 
De enero a la fecha médicos encargados de la atención continua de la Unidad Médica Familiar número 16 del instituto, han llegado a atender entre dos y tres menores en edad escolar a la semana por lesiones que van desde contusiones múltiples, heridas dérmicas y fracturas. 
 
Aunque no son casos que se registren como agresiones originadas por bullying, específicamente, creen que puede ser un factor que provoque más actos de este tipo, ya que en el 2011 dos o tres casos de esta misma naturaleza eran atendidos al mes, dijo Abel Pérez Canseco, médico familiar de la unidad clínica.
 
Señaló que este fenómeno, el cual consiste en el maltrato, agresiones físicas, daño a objetos personales, pequeños hurtos, amenazas, burlas, insultos, aislamiento, difusión de mentiras o cualquier otro recurso, destinado a someter a alguien a una situación de inferioridad y humillación, ha hecho enfocar esfuerzos de los médicos de primer contacto para detectar a las víctimas y darle soporte con la redes de apoyo que se encuentran al interior del instituto.
 
Pérez Canseco informó que debido a la naturaleza de la agresión, los estudiantes que sufren laceraciones prefieren no comunicarlo a sus padres y mucho menos a los médicos, en el momento de las preguntas que los profesionales de la salud realizan para saber el origen de las lesiones; no obstante, todos los menores con lesiones son reportados ante el Ministerio Público para las investigaciones correspondientes, no sin antes hacerse cargo de la realización del estudio de familia, para obtener los generadores de violencia del agresor, como familia disfuncional y monoparental. En ambos casos serán atendidos, con el apoyo de los padres, por un psicólogo, paidosiquiatra, psiquiatra, trabajadora social e incluso apoyarse del programa Juvenimss, para prevenir este flagelo.
 
Pérez Canseco dijo que el bullying, fue uno de los principales temas que trataron en la capacitación a médicos familiares, ya que en esta área han detectado que muchos de los malestares de los estudiantes en consulta, son provocados por la somatización del estrés que viven a diario, como dolores de cabeza, diarreas continuas o colitis que, tras hacer los estudios de gabinete, no son encontradas las patologías interpretadas por ellos.
 
El hecho de que un niño o niña exprese su deseo de no ir a la escuela, es un síntoma que los padres de familia deben atender de inmediato, pues los estudiantes pueden ser víctimas o victimarios del bullying escolar.

 

(Edición: Rafael Pérez)

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