Estrellita espera un regalo esta Navidad

La menor de tres años le pide a su mamá que ponga un árbol para que Santa Claus le traiga un regalo.

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Estrellita Belén juega en la afueras de su humilde hogar, y de vez en cuando se sienta para pensar en todo lo que pediría a Santa Claus, si este año tuviera la oportunidad cumplir todos sus deseos. (Harold Alcocer/SIPSE)
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Claudia Martín/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- A sus tres años, Estrellita Belén desconoce la difícil situación económica a la que se enfrenta diariamente su madre para conseguir pañales, leche y algo de comer para alimentarla a ella y a su hermanito recién nacido. Nunca ha recibido la visita de Santa Claus.

Estrella, su madre, no ha tenido mucha suerte con sus parejas, pues el padre de la niña apenas vivió con ellas un año. Presa del alcoholismo, el hombre desapareció un día. En la pared de material reciclado, donde Estrella Belén tiene su cama, se lee la frase: “Si me quieres, respétame”.

“Mami, pon un pinito para que Santa me traiga un regalo”, le pide a su mamá, que se las ingenia para conseguir una batería de auto y conectar una serie de foquitos que coloca sobre una tabla que divide la estufa de la cama.

“No tenemos luz, agua, y pues la calle esta horrible. Con ayuda de mi madre y mi hermana logré construir mi casa. Estaba embarazada del niño, conseguí unas tarimas, las desclavé y coloqué para separar la cama de la estufa. Si llueve se moja todo, pero nos subimos a la cama los tres y arriba del pabellón pongo un bolsa grande y cobijas para que no se mojen los niños”, narró Estrella mientras cuida a su pequeño hijo de dos meses de edad.

Estrellita Belén insiste en el tema y recuerda el año anterior, cuando su abuelita puso un pinito. Pero Santa no le llevo ningún juguete.

“Mi abuelita puso un pinito, pero Santa no me trajo juguetes. Ya le dije a mi mamá que ponga un pinito para que este año Santa sí se acuerde de mí y me traiga una muñeca, o un carrito para mi hermanito. Quiero ver a Santa”, expresó la pequeña.

El patio trasero de su casa colinda con la llamada sabana, que en realidad es un estero al que acuden pescadores y Estrella les vende empanadas. En ocasiones ella tiene que sacar algunos peces para alimentar a sus hijos.

“A veces puedo vender empanadas a las personas que viene a pescar y pues me gano 50 pesos. Cuándo no se vende nada pues saco peces para comer, o caracoles. Hay días que me tengo que quedar sin comer yo, para que mi bebé y la niña coman”, manifestó.

Pero lejos de las adversidades y de la batalla diaria por sobrevivir, lo que a Estrella y a su niña ocupa en estas fechas, es estar lo mejor posible, juntos, con el bebé, y que finalmente Santa Claus aparezca en algún momento y haga la diferencia para esta familia chetumaleña que, como otras miles en el estado, viven en suma pobreza.

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