Estudiantes dan trabajo a mujeres vulnerables en Cancún

CANCÚN, Q. Roo.- Colaboradoras mencionan que este negocio es una entrada de dinero que ayuda con el gasto familiar.

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Nueve mujeres, algunas que padecen cáncer, otras con alguna discapacidad y algunas de la tercera edad, son parte del proyecto. (Tomás Álvarez/SIPSE)
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Esmeralda Espinoza/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Yasuri Aglae Meléndez López tenía 14 años cuando por pasatiempo empezó a tejer prendas de mujer, pero nunca imaginó que cuatro años después sería una emprendedora que daría trabajo a nueve mujeres.

Con la técnica en las manos, la idea empezó a concretarse cuando estaba en el tercer semestre de bachillerato, ya que participó en un concurso de belleza que hizo el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep) plantel Cancún I.

En la competencia debían salir con un traje de baño, y ella decidió tejer su propio vestuario para la competencia.

De repente, para su sorpresa, algunas personas que acudieron al certamen empezaron a llamarle y a hacerle pedidos, pero nunca pensó que este sería algún día un negocio real.

En quinto semestre cuando hicieron la Semana del Emprendedor en el Conalep, ella participó junto con un par de compañeras promocionando el producto, pero perdieron el concurso.

El haber perdido no las desanimó ya que ganaron un pase directo al taller “Yo Emprendo” impartido por Asesores en Productividad y Desarrollo Humano (Aprodesah) en la Universidad Tecnológica (UT) Cancún, donde para su sorpresa les dieron pase para ser aspirante a las inversiones que autoriza la Secretaría de Economía para proyectos de jóvenes emprendedores.

“Trabajamos el proyecto y fue de los más destacados del taller, aunque la inversión no ha llegado, estamos en el programa de incubadora de empresas en la Universidad del Sur”, comentó la joven de 19 años de edad.

El proyecto Bikini Crochet Cancún desde el principio tuvo la aceptación de las personas por tener un lado social muy fuerte, aseguró.

Capacitan a decenas de mujeres para que tengan sus propios ingresos a través de la confección de prendas hechas a mano.

“Lo que buscamos desde el principio es rescatar la maquinaria del tejido a mano”.

Actualmente nueve mujeres, algunas que padecen cáncer, otras con alguna discapacidad y algunas de la tercera edad, son parte del proyecto.

En entrevista con las nueve colaboradoras, coincidieron en que este negocio además de ser una entrada de dinero que ayuda con el gasto familiar, ellas son ahora un equipo de amigas que comparten sus inquietudes y sueños.

“Nos entusiasma mucho este proyecto porque desde niñas tejemos y ahora nuestras prendas pueden ser llevadas al mercado por la técnica especial que utilizamos”, comentó entusiasta y con una sonrisa Sandra Vega Medina, una de las pioneras del grupo.

Para confeccionar un bikini tardan cuatro horas y los diseños son de Meléndez López.

Cada prenda tiene un costo de 600 pesos, ya que la técnica los hace más especiales en el mercado de ropa, pero algunos diseños exclusivos rebasan los mil pesos.

Adicional a los trajes de baño, confeccionan bufandas, boinas, blusas, ropa de bebé y de niña, aunque estas se comercializan aparte del negocio.

“Al principio éramos tres, pero me quedé sola con esto y decidí continuar, pero los más difícil es que la gente deje de verlo como una artesanía que tenemos que malbaratar, al contrario es un producto hecho a mano que bien vale la pena adquirirlo y valorarlo por las manos de quienes lo hacen”, puntualizó al joven.

Por el momento el proyecto ante las circunstancias lo está llevando a flote con recursos propios y asegura que no se dará por vencida, ya que esto es algo característico del concepto de emprendedurismo.

(Edición: Florencio Sabido)

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