Hoteles españoles y autoridades, dupla depredadora

Las quejas de grupos ecologistas han sido combatidas por el poderío económico.

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Los hoteles españoles están instalados en el corredor turístico Cancún-Riviera Maya. (Redacción)
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Redacción
CANCÚN, Q. Roo.- Se cumple el primer medio siglo de industrialización turística, donde España, con Baleares como punta de lanza, tiene una responsabilidad mayor en la colonización global turística del mundo, pues en el caso del corredor Cancún-Riviera Maya, la huella genética de las cadenas hoteleras de la península ibérica refleja una alerta roja en variables tan relevantes como territorio, agua, energía, transportes, residuos, alimentación.

Así ha quedado reiteradamente de manifiesto ante las impugnaciones que grupos ecologistas de distinto signo han hecho ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat); quejas que han sido combatidas por el poderío económico de los capitales extranjeros y el Lobby del que hacen gala estas transnacionales turísticas con legisladores tanto locales como federales.

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La corrupción que en Mallorca y las islas Baleares dio origen a varias de estas cadenas hoteleras vía operaciones financieras a corto plazo a partir de fondos de capitales provenientes de cajas de ahorros en el régimen franquista, donde una débil administración estatal mostró servilismo ante los grandes lobbies del poder económico, hoy se repite en Cancún y la Riviera Maya, aderezadas con la concentración creciente del gasto público en infraestructuras al servicio de un crecimiento infinito del modelo turístico, mientras no hay dinero suficiente para gasto público en salud, educación, servicios sociales, cultura y juventud con presupuestos en permanente recorte.

Hoy seis de cada 10 cuartos de hotel en el corredor turístico Cancún-Riviera Maya pertenecen a las cadenas hoteleras españolas como son Sol Meliá, NhHotels, Riu Hotels, Barceló Hotels & Resort, Iberoestar Hotels & Resort, Palladium Hotel Group, entre otros, cuyas manifestaciones de impacto ambiental han sido constantemente impugnadas por los grupos ecologistas, al igual que en sus más recientes proyectos y desarrollos en la zona.

Según el estudioso en la materia, Joan Buades Beltrán, en total las cadenas españolas tienen mil 219 hoteles, 553 fuera de sus fronteras, y de estos últimos, un tercio se concentran con especial presencia en México, República Dominicana y Cuba.

Refiere que  la cadena Sol Meliá tiene en Cuba siete mil empleados y otros 20 mil en sus ocho hoteles en México, más los de Puerto Rico, República Dominicana y Costa Rica. Sol Meliá e Iberostar junto con la constructora española OHL (que edificó el complejo turístico Mayakoba en Playa del Carmen) impulsaron la marca “Costa Maya”.

También fracasaron en establecer un macro hotel de mil 453 habitaciones en Xcacel-Xcacelito, pero por ejemplo, en estos momentos, dicha cadena está al rescate de lo que era el hotel “El Pueblito”, con un desarrollo hotelero compuesto por un hotel de 687 habitaciones, equivalente a 705 cuartos de hotel.

Es de resaltar que el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) en su oportunidad impugnó al complejo hotelero e inmobiliario Playa Mujeres donde Palladium Hotel Group, propiedad de Abel Matutes, impondrá sus dos marcas de categoría más alta, The Royal Suites y Grand Palladium.

Impugnación de proyecto

También los grupos ecologistas impugnaron el Plan Maestro Las Américas, con el cual la empresa Desarrollos Turísticos Victoria pretende la construcción de ocho hoteles en la llamada “Milla de Oro” para un total de dos mil 104 habitaciones, mediante una inversión de 430 millones de dólares. 

Este plan maestro se encuentra actualmente bajo evaluación con el número de expediente 09/MC-0227/09/16, a la fecha está para rúbrica del titular de la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat, Alfonso Flores Ramírez.

Pero, Alejandra Serrano, directora de la oficina Sureste del Cemda, destacó en su momento que “el proyecto que se pretende construir se ubica en una zona de manglar, por lo que la empresa promovente miente respecto de la afectación real que tendrá la vegetación de esta especie y, por ende, sobre los verdaderos impactos ambientales de esta inversión”.

Al respecto, Joan Buades Beltrán, investigador especializado acerca del turismo, comentó lo que considera algunas lecciones derivadas de la expansión española en materia hotelera con sus cadenas turísticas transnacionales.

Las empresas turísticas transnacionales, aseguró, tienen origen pero no patria y a la primera que vean que en su propia región o estado ganan menos que en el vecino, se irán sin contemplaciones.

Hablan de turismo, pero en realidad, dijo, el gran negocio se asienta sobre la especulación inmobiliaria y las transacciones financieras con base en paraísos fiscales.

Pago de caprichos

Son liberales, añadió, pero les encanta que los Estados paguen sus caprichos. En México invierten sobre seguro porque las empresas turísticas transnacionales obtienen beneficios fiscales, mientras con dinero público se les construyen aeropuertos y más pistas, autopistas, plantas potabilizadoras, centrales eléctricas, incineradoras de residuos, parques naturales e infraestructuras ecoturísticas justo al lado del hotel, a costa del gasto social, educativo y cultural.

En otros lugares, apuntó, que empiezan a incorporarse con fuerza en la carrera hacia la turistización como Jamaica, los conflictos por servicios esenciales como el  agua o la energía entre la población de Jamaica y los intereses de las ETNs turísticas baleares ya instaladas –Riu, Iberostar y Fiesta/Sirenis– comienzan a tener eco internacional y se habla ya de una auténtica  “invasión española”.

¿Por qué les subvencionamos un negocio de escándalo cuando la mayor parte de la riqueza generada en nuestro suelo no beneficia a la mayoría?, se preguntó para de inmediato añadir que la Naturaleza se ha convertido en el último señuelo publicitario de la industria turística. Como más ocupan, desgastan y destruyen, más se llenan la boca y la imagen con iconografía “verde”.

Advirtió que sin un concepto claro, sin el control por las comunidades y pequeñas empresas locales, de los proyectos, el “ecoturismo” no pasará de ser un nuevo nombre para disimular la creciente localización de infraestructuras de ocio y saqueo paisajístico y ambiental en las zonas más prístinas del Planeta.

De hecho, señaló, buena parte de su rendimiento de la industrialización turística se basa en el hecho de que funciona con una masa de puestos de trabajos precarios, poco calificados y mal pagados.

Beneficios reales

Por ello consideró que “nada hay más letal para la élite turística y política que pedir transparencia, participación y un debate democrático sobre los beneficios reales para la sociedad  local y la Naturaleza de tanto milagro hotelero titánico”.

Por eso, citó, las reivindicaciones ambientalistas y campesinas, por ingenuas que parezcan a menudo, constituyen el principal desafío a las manos libres de las empresas turísticas transnacionales y las mafias diversas presentes en el territorio.

Reconoció que es extraordinaria la capacidad de las empresas turísticas transnacionales para tejer alianzas y promover marcos de actuación comunes, ante la débil y fragmentada actuación de movimientos populares y ecologistas cuando intentan denunciar atropellos de la industrialización turística.

De tal forma, finalizó, que las iniciativas ciudadanas y activistas sociales y ambientales tienen mucho que aprender de la capacidad de trabajo en conjunto y sin barreras fronterizas de las empresas turísticas transnacionales, para lograr una globalización diferente que sea democrática, humanista y ecológica.

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