Intensa sequía termina con la 'esperanza' de varias familias

La producción de calabaza chigua se vio afectada por las condiciones climatológicas.

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Al menos 40 familias viven en la situación de integrarse a la industria hotelera por la pérdida de su cultivo. (Javier Ortíz/SIPSE)
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Javier Ortíz/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- La producción de calabaza chigua, que se había convertido en la esperanza de varias familias del municipio de Bacalar, terminó por perderse por la intensa sequía, pues los cultivos no aguantaron la falta de agua y terminaron por secarse, lo que acabó con la esperanza de varios productores que se habían aferrado a esa siembra como última alternativa.

Remigio Canché Chan, habitante de la comunidad de Buena Esperanza, señaló que su cultivo de calabaza no soportó el intenso sol y terminó por perderse, por lo que tendrá que buscar otra opción para alimentar a su familia los siguientes meses, pues no sembró maíz por los descalabros que sufrió las dos últimas temporadas que acabaron hasta con sus semillas.

Dijo que por tradición, los pueblos mayas del municipio de Bacalar, entre los que se encuentran Caanlumil, Reforma, Blanca Flor, San Fernando, Nuevo Jerusalén, entre otros, tienen vocación en el cultivo de maíz, pues la consideran su fuente de vida, alimento base en la dieta de las familias.

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Sin embargo, las últimas dos temporadas de siembra han perdido por completo sus milpas, al grado que acabaron con sus semillas, lo que obligó a varios jefes de familia a partir hacia las grandes ciudades en busca del sustento para sus hijos, aunque otros más optaron por recurrir al cultivo de calabaza chigua.

En su caso, sembró una hectárea chigua con la esperanza de recuperar las pérdidas que ha venido registrando los últimos años, sin embargo, tampoco tuvo suerte y las piezas no lograron desarrollarse lo suficiente para que sean cosechadas y las terminó perdiendo, al igual que sus esperanzas de recuperación económica.

Nuevos horizontes 

Dijo que no tiene más opción que acudir a Playa del Carmen donde tiene familiares, para emplearse en el ramo de la hotelería, ya que agotó todos sus recursos y el campo simplemente no le permitió mantenerse en su comunidad. “Agoté todas mis opciones y creo que es tiempo de buscar otros horizontes”, dijo melancólico el productor.

Al final, señaló que al menos 40 familias viven en la misma situación por la pérdida de su cultivo.

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