Quintana Roo no tiene partido

Ningún partido político puede adjudicarse la hegemonía en Quintana Roo...

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Ningún partido político puede adjudicarse la hegemonía en Quintana Roo, aunque el PRI haya dominado por décadas contagiando sus mañas al PAN y al PRD. Algunos tienen mayor presencia en municipios o zonas del estado, pero sin que la suma de fichas reafirme a uno como fuerza dominante.

En cambio, predomina a nivel colectivo un intenso desaliento y hasta rechazo a los políticos y las fuerzas que los impulsan o les dan posada. En este escenario Quintana Roo es tierra abierta a la conquista, tarea que deberán emprender PRI, PAN, PRD, Morena y Verde Ecologista, las fuerzas más sólidas y que cuentan con fortalezas y debilidades cuando avanzan al encuentro del proceso local y federal de 2018.

La demolición del PRI dejó un tablero novedoso, y hasta hoy panistas y perredistas no han podido acumular muchos simpatizantes porque sus figuras más visibles sudan mediocridad y torpeza, atrapadas en el espejismo de un sonado triunfo electoral ajeno y que atiza su voracidad de pirañas.

Es muy probable que Morena, PAN y PRI sean –en ese orden– los únicos con buenas cuentas en los comicios del tres de junio de 2018, pero en esta competencia de tres puede haber un reacomodo, dependiendo del potencial de los candidatos postulados.

¿Y si PAN y PRD van tomados de la mano hacia 2018? Pues el idilio electoral en su nueva versión –una desesperada suma de miserias– sería un fracaso al compararlo con la pasada elección en la que triunfó el gobernador Carlos Joaquín, un cinco de junio de 2016. Cuestión de candidaturas…

Injustificable mudanza en Bachilleres

Por tradición el gobierno del estado se ha excedido con descaro en la renta de inmuebles para instalar oficinas; por ese concepto se escurren muchos millones de pesos al año, y el ejemplo hoy lo sigue la dirección general de Bachilleres con una mudanza injustificable, ya que las instalaciones que ocupa no tienen a simple vista daños estructurales, a menos que el inmueble sea ajeno y les hayan subido la renta repentinamente. O quizá sea exceso de personal.

En el gobierno de Roberto Borge llegaron al extremo de pagar 60 mil pesos al mes por una simple bodega –datos apenas relevados por un alto funcionario–, de ahí la importancia de meter orden en el tema de las rentas que a menudo son simple pago de favores, ya que los costos son inflados para que se sienta el cariñito.

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